Los intendentes cargarán con los muertos por Covid-19 en las próximas elecciones. Si bien es una contienda para renovar parcialmente el Poder legislativo, el oficialismo incurrió en faltas letales. La excusa es que les tocó gobernar en un momento excepcional, pero no solo cometieron un error detrás de otro con abiertas contradicciones sino que promovieron actividades populares sin haber vacunado al grueso de la población con la Sputnik V. En el medio hubo muertes.
Hoy, los políticos están vacunados y subieron primero a su familia a los botes salvavidas, el resto del pobrerío espera. La justificación arrancó más indignación que comprensión social. Como “trabajan para la gente” tienen que estar vacunados. Pero eso también puede leerse como un mero salvarse. No es solo servicio, ni pura vocación, puede ser también avivada, aprovechamiento del sistema y la posición. Así, vacunaron a la mujer, hijos, amantes, etc, etc, con la Sputnik V.
¿Por qué no hacen pública la lista de vacunados? Porque los políticos se cubren entre ellos. Es una actitud corporativa de los poderosos, pequeños tiranos que cuentan con la anuencia del gran tirano y la inestimable asistencia de la justicia absurda y parcial. Tan obsceno como aquel dirigente peronista catamarqueño que no estaba enojado porque el compañero había robado en el Ministerio de la Vivienda sino porque no había compartido lo robado.
Aislan, cierran, paralizan, complicando sin consideración ni cuidado a “los de abajo” que sobrevivieron como pudieron y qué no imaginan como resistir una segunda ola del famoso virus mientras “los de arriba” están inmunizados, haciendo negocios y tergiversando de lo fundamental, divirtiendo. Oscilando entre los caprichos oficiales y los oportunos casos de Covid-19 presentados en sociedad con grave acento formal cuando el humor social o clima social lo requería.
La pandemia del Covid-19 con criterios políticos con preeminencia sobre el criterio sanitario tiene sus costos y consecuencias. Para los políticos en términos electorales y para los ciudadanos que tuvieron que padecer el sistema y perder seres queridos. La falta de insumos, la mala atención sanitaria cuando se detectaron casos; la asistencia negada a los aislados porque no recibieron ni un bolsón; el llamado no atendido, se trasladarán sin duda a las urnas como una suerte de castigo o de justicia.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija
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