En el marco de la crisis institucional que atraviesa Chile, la catedral de Puerto Montt fue atacada el pasada jueves por un grupo de 50 manifestantes encapuchados. Además de dañar la fachada exterior con grafitis, los vándalos se llevaron más de la mitad de las bancas y, con ellas, armaron barricadas para después prenderlas fuego.
Además, según se reportó, los manifestantes rompieron los pilares exteriores e interiores. Este hecho se dio junto con el aniversario de la muerte del joven mapuche Camilo Catrillanca, lo que llevó a que a lo largo del país se lleven adelante actos y marchas. Finalmente, el grupo de manifestantes fue expulsado de la catedral por carabineros.
Al conocerse la noticia, el Administrador Apostólico de Puerto Montt, P. Ricardo Morales, se refirió al tema y expresó su lamento por la situación vivida, sobre todo porque aseguró que se destruyó una institución que pertenece a todos y que es patrimonio de la ciudad. “Queremos proteger a las personas, nuestra prioridad es cuidar y cuidarnos pero situaciones como esta revelan cuánto tenemos que trabajar por construir paz y por construir un espacio de diálogo y mayor comunión”, fueron sus palabras.
Además, el religioso llamó “a todas estas personas verdaderos vándalos y delincuentes que quieren destruir lo más preciado que tenemos, que son los lugares de oración y de paz. Cuidemos nuestro patrimonio, cuidemos nuestra ciudad”. Este no se trató de un ataque aislado, sino que se suma a la seguidilla de acciones en contra de demás instituciones de Valdivia, Santiago, Viña del Mar, Punta Arenas y Talca.
Si bien las manifestaciones chilenas iniciaron siendo pacificas, terminaron por convertirse en enfrentamientos entre civiles y carabineros. En este marco es que se llevó adelante la destrucción de templos, edificios patrimoniales y comercios. Estos ataques son alimentados por la crisis institucional, que apunta, en general, hacia los espacios políticos y parlamentarios y las Fuerzas Armadas.
