Lourdes Sánchez, la panelista y mujer del Chato Prada, vivió un momento vergonzoso, mientras se encontraba internada. Tras ser operada de urgencia y quedar en observación durante más tiempo del esperado, varios conocidos de la pareja se acercaron a visitarla. Uno de ellos fue Marcelo Tinelli, quien, según comentó ella, la hizo sentir incomoda. Además, señaló que no es la primera vez que es sorprendida por el conductor.
“Estaba con una palangana arriba de la cama y apareció Marcelo solo con una gorrita puesta”, contó Sánchez, en diálogo con “El Espectador”. Asimismo, explicó que esto ocurrió el domingo y “ese día yo me sentía muy mal”. Ante esta situación, la panelista confesó que no pudo aguantarse y terminó interrumpiendo la charla que estaba manteniendo con el vicepresidente de San Lorenzo.
“Marce, ¿me aguantas que voy al baño?”, le pidió la compañera de Federico Bal. “Yo no daba más, Quería vomitar”, contó. Si bien se trató de un mal momento, Sánchez lo contó entre risas, resaltando el lado gracioso. “Estabas aguantando el vómito para no interrumpir la charla con Marcelo”, supuso Ángel de Brito, algo que ella admitió: “Claro, te juro que sí”. Este último, su jefe en LAM, también la fue a visitar al sanatorio pero, en ese caso, no le tocó vivir ninguna situación vergonzosa.
Además, para continuar exponiendo la incomodidad de la panelista, De Brito le preguntó si sacó la palangana cuando vio que Tinelli era quien ingresaba a su habitación, a lo que ella respondió: “Si, la corri ¡me quería morir de la vergüenza!”. A pesar del mal momento de salud que se encontraba pasando, la mujer del Chato Prada aseguró que, ante tantas visitas, debía estar siempre preparada para recibirlos.
“Siempre impecable por las dudas”, aseguró, tras admitir que tenía cuidados especiales en cuanto a su imagen. Asimismo, confesó que esta no fue la primera vez que el conductor del “Súper Bailando 2019” la ponía en una situación de incomodidad. De hecho, contó que cuando nació su hijo Valentín, Tinelli le hizo una videollamada, obligandola a arreglarse para recibirla. “Siempre tengo que estar preparada”, concluyó como aprendizaje.
