Con el argumento de que la “alternancia es buena”, se bajó la gobernadora peronista Lucía Corpacci de una segura reelección por un tercer mandato en Catamarca. La renuncia por “convicciones” democráticas fue leída como “histórica” pero es la mitad de la historia. Lo sugestivo es que Corpacci le impuso fuertes “condicionantes” de gobernabilidad a su sucesor, el intendente Raúl Jalil, a tal punto que ella decidió quién sería el vicegobernador e incluso armó la lista completa de corpaccistas “paladar negro” para Diputados. Precisamente por ésta veta ingresó el líder gastronómico Luis Barrionuevo para competir con Corpacci en la categoría diputado nacional con el objeto de desgastar la imagen positiva alta con la que se va la Gobernadora del Ejecutivo provincial y no tenga retorno. ¿O sea? El hombre que promueve Corpacci a la gobernación es aliado de su peor enemigo. Veamos.
Contextualicemos. Destacando logros de la gestión provincial en curso, Corpacci bendijo al intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, Raúl Jalil, integrante de la Corporación Jalil que tiene el monopolio de la salud en la provincia (clínicas, farmacias) negocios en el rubro inmobiliario, producción, automotores, etc. La Primera mandataria catamarqueña lo puso para sucederla pero le armó todo, no solo decidió quién sería el vicegobernador sino que también confeccionó una lista de diputados ultra corpaccistas. Sin lugar a dudas, con estas dos jugadas se garantiza el control del futuro gobierno. Asimismo, marcamos aquí que el vice de Jalil es el ministro de Obras Públicas, Rubén Dusso, denunciado en la causa “cuadernos” por las coimas en la investigación que compromete al ex funcionario K, José López. ¿Si Corpacci realmente cree en la “alternancia” por qué no le permitió a Jalil decidir sobre su compañero de fórmula e introducir nombres de dirigentes de su confianza en la lista de diputados?
Capitulo seguido, vino la pulseada con Barrionuevo por cargos pero esa negociación por la unidad nunca prosperó con el sector peronista Consenso Federal en Catamarca. Para gobernador lleva al ex intendente de Tinogasta y actual diputado provincial, Hugo Ávila, como vicegobernador a Fernando Musella, un abogado que estuvo en la empresa estatal minera CAMYEN al que renunció advirtiendo serias irregularidades. De hecho Musella denunció penalmente al esposo de Corpacci, el licenciado Ángel Mercado (sobrino del extinto Armando “Bombón” Mercado, ex pareja de Alicia Kirchner, hermana de Néstor). Volviendo a los candidatos, como intendente para la capital, Consenso Federal propone a Maximiliano Mascheroni (sobrino del gastronómico) y el propio Barrionuevo saldrá a la cancha a pelearle la diputación nacional a Corpacci.
De manera que, de llegar Jalil a la gobernación, el sucesor fuertemente condicionado asumiría debilitado, con el poder siempre manejado por Corpacci, que, al “irse bien” como gobernadora, puede “volver” en cuatro años. En este sentido para consolidarse como futuro líder y salir de la sombra amenazante que proyecta la presidenta del PJ catamarqueño, Jalil necesita llegar con ella y casi al mismo tiempo dejarla expuesta, descapitalizada, menguada. El juego es muy delicado y sensible. El socio perfecto es Barrionuevo. Esas cosas locas de la política. Jalil llegaría de la mano de Corpacci pero Barrionuevo podría desgastarla para que ella no pueda retornar y, una vez en el sillón de Avellaneda y Tula, compartir el poder con el gastronómico.
Antes, la Gobernadora tendrá que “cargarlo” a Jalil para hacerlo gobernador porque -según las encuestas- al intendente capitalino no le alcanza para ganar solo, al tiempo que deberá lidiar con Barrionuevo que, por supuesto, no se anotó como candidato a gobernador como había anunciado sino en la misma categoría que Corpacci. Aquí agregamos que la Gobernadora responde a la fórmula presidencial Fernández-Fernández (Frente de Todos) en tanto que el sindicalista gastronómico opuesto históricamente al Kirchnerismo respalda y apuesta a la dupla Lavagna-Urtubey de Consenso Federal.
El PJ catamarqueño se da estos “lujos” porque el radicalismo y sus socios del PRO en Juntos por el Cambio no representa riesgo alguno para el peronismo provincial. Al margen del intercambio de elogios mutuos entre Corpacci y Jalil, éste último nunca creció políticamente porque la Gobernadora siempre lo opacó. La intención de corroer la imagen de la Primera mandataria existe desde que Jalil tiene consciencia de que su liderazgo depende del ocaso de ella. Un ataque indirecto sería genial. En el fondo el acuerdo con Barrionuevo de no acordar la unidad podría ser una suerte de venganza de Jalil por los condicionantes que Corpacci le deja y que sería muy difícil dar vuelta, aun siendo gobernador. Podría costarle muy “caro” individualmente cada actor local, e incluso con una Legislatura en contra, tal vez hasta el costo de tener que gobernar sin presupuesto o por decreto. Puesto en estos términos, lógicamente, es más barato cerrar hoy con Barrionuevo pensando a futuro. ¡Política!