A finales del 2001 estalló un crisis económica que finalizó con el gobierno de la Fernando de la Rúa y permitió una seguidilla de cinco presidentes. El último en agarrar el mando fue Eduardo Duhalde, quien impulsó los planes sociales para amortiguar la situación. Estos eran una medida transitoria, pero con el paso de los años siguieron aumentando y generando una gran gasto para la nación.
En este sentido, las distintas gestiones gastaron unos 306.000 millones de pesos desde el 2002 para financiar planes alimentarios de asistencia a los sectores más empobrecidos de la sociedad argentina. Así se desprende de un estudio realizado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), el cual señala que el gasto promedio por año entre 2002 y 2019 fue de unos 17.000 millones de pesos.
IDESA estudió los presupuestos del Ministerio de Desarrollo Social en los últimos dieciocho años y concluyó que en el 2002 tomaron impulso los planes alimentarios nacionales con un presupuesto de $14.000 millones por año a precios actuales. En el 2019 los planes alimentarios nacionales siguieron teniendo un presupuesto de $13.000 millones.
Esa cifra podría incrementarse este año debido al financiamiento del “Plan Argentina Contra el Hambre” que comenzó a ejecutar en enero el ministerio de Desarrollo Social que conduce Daniel Arroyo. Se trata de un programa nacional a través del cual se entrega una tarjeta de débito que solo puede ser destinada a comprar alimentos y artículos de limpieza, y no permite el acceso al dinero físico.
Este beneficio es recibido por mujeres embarazadas a partir del tercer mes y se extiende a familias con niños menores a seis años. A las personas se le asigna cuatro mil pesos si tienen un solo hijo, mientras que si tienen más, se le deposita seis mil. Además, desde el gobierno de Alberto Fernández se busca promover la economía social y que las personas compren productos de origen argentino.
Fuente: NA