Brad Pitt no saluda en la calle, pero no es por apatía, es por su extraña condición. El actor no puede reconocer caras, porque padece de prosopagnosia. Esta es una enfermedad neurológica que también se conoce como “ceguera de rostros”. Es una forma de agnosia, que es una incapacidad de procesar información sensorial, en este caso visual.
Según dijo El Intransigente, el actor dio una entrevista con la revista Squire. “Hay tanta gente que me odia porque piensan que les estoy faltando el respeto. Hubo un año en el que dije: ‘Este año, voy a hablar de eso y decirle a la gente: ‘OK, ¿en dónde nos conocimos?’. Pero solo empeoró. La gente estaba más ofendida… La gente te dice: ‘Estás siendo egoísta, estás siendo engreído’. Pero la verdad es que para mí es un misterio. No puedo captar una cara y, sin embargo, yo vengo de una formación con un punto de vista de diseño/estética. Me haré unos estudios”.
Muy poco o casi nada conocida, la prosopagnosia es una enfermedad neurológica o llamada también “la ceguera de rostros”, es una forma de agnosia (incapacidad de procesar información sensorial) visual. Se caracteriza además por la incapacidad de quienes la sufren, de reconocer las caras, de familiares o de la propia persona. Un dato interesante es que quien vive con la enfermedad puede ver los ojos, la nariz, boca y demás partes del rostro pero es incapaz de asimilarlas como una sola.
Se cree que además, como Brad Pitt, las personas que viven con prosopagnosia pueden mirarse al espejo y no darse cuenta de que están viendo a ellos mismos. O incluso ver una fotografía de vieja data o reciente, sin saber diferenciar o identificarse a ellos mismos. El nombre viene del neurólogo Joachim Bodamer, que en 1947 estudió a un hombre de 24 años herido de bala en la cabeza. El chico pese a que sobrevivió, no podía identificar a quienes lo rodeaban.
El médico publicó un artículo titulado “Die Prosop-Agnosie”, derivado del griego posopon que quiere decir “cara” y de agnosia, o falta de conocimiento. Joachim la definió como “la interrupción selectiva de la percepción de rostros, tanto del propio como del de los demás, los que pueden ser vistos pero no reconocidos como los que son propios de determinada persona”.