En el marco de la pandemia del coronavirus, el Papa Francisco encabezó por octava vez la clásica misa de Gallo. La ceremonia inició este jueves 24 de diciembre a las 19.30 de Italia, y las 15.30 de Argentina, dos horas antes del horario habitual para adecuarse a las normativas sanitarias. Entre las palabras que les dejó a los fieles se destacó su pedido de alejarse de los “pesebres de vanidad”.
“Solo el amor de Jesús transforma la vida, sana las heridas más profundas y nos libera de los círculos viciosos de la insatisfacción, de la ira y de la lamentación”, expresó el Papa Francisco. Esta misa del Gallo da inicio a una celebración navideña realmente inusual. En todas partes del mundo se desplegaron restricciones para evitar contagios de coronavirus y en Italia esto fue de la misma manera.
La misa de Gallo es un clásico de la navidad. Todos los años se celebra una misa católica generalmente antes de la medianoche de la Nochebuena en conmemoración del nacimiento de Jesús de Nazaret. La misma se realizó en una basílica de San Pedro que se encontraba prácticamente vacía por cuestiones sanitarias. Por lo tanto, la misma fue transmitida en vivo para que fieles de todo el mundo puedan presenciarla.
“Insaciables de poseer, nos lanzamos a tantos pesebres de vanidad, olvidando el pesebre de Belén”, criticó sin vacilar el Papa Francisco. En esta misma línea, esta semana había advertido el peligro de que “el consumismo” se adueñara de la Navidad. Por otra parte, recalcó “que el tiempo que tenemos no es para autocompadecernos, sino para consolar las lágrimas de los que sufren”.
La agenda de celebraciones continúa mañana al mediodía. Francisco dirigirá su tradicional mensaje navideño, en el que repasará la preocupación del Vaticano por los conflictos en el mundo. De esta manera, también impartirá la Bendición Apostólica “Urbi et Orbi”, es decir a la ciudad de Roma y al mundo.
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