A pesar del coronavirus -o incluso por ello mismo-, el peronismo encerrado en casa o aislado por la pandemia, tuvo mucho para pensar desde las últimas elecciones. Desde entonces el agua bajó turbia para los peronistas del interior, incluso en departamentos claves como Andalgalá o Belén. Era cuestión de tiempo. En la Perla del Oeste, por ejemplo el empresario Miguel Gutiérrez identificado con el sector de Alberto Fernández se plantó de manos y ya hace un juego diferenciado al gobernador Raúl Jalil que no pudo hasta aquí alinear a todos, entre otras cosas porque juega abiertamente con el intendente radical, Eduardo Córdoba.
El albertismo se perfila como una alternativa en Catamarca para 2021 y recluta peronistas que se sienten incómodos o no comparten la gestión jalilista. La interna justicialista en plena pandemia no solo se debe a la falta de muñeca política del oficialismo provincial para contener a los compañeros del interior que se cansaron de esperar un gesto de contención y liderazgo. Tampoco pueden disimular ya la discrepancia con las medidas del gobierno de Raúl Jalil acordadas a puertas cerradas con los intendentes radicales, ellos entienden o leen a espaldas del peronismo.
La indiferencia del Gobierno provincial se fue acentuando y comenzó a sentirse el frio de la distancia. La distancia y el aislamiento estimularon a la imaginación sobre el futuro político de los dirigentes y el partido. Qué suerte le espera al PJ andalgalense o belicho si cuantiosos recursos bajan a los jefes comunales radicales al tiempo que se ningunea a los propios, es como si el Gobernador le arrojara paladas de tierra en la tumba al movimiento que le dio el triunfo hace algunos meses (octubre del año pasado).
El caso Andalgalá es similar al de Belén. En cuanto al panorama de La Perla del Oeste, los operadores del jalilismo piensan que el empresario Miguel Gutiérrez es inmanejable, respuesta que expone la impotencia del oficialismo que pretende tratar la cuestión política en todos los distritos a los billeterazos sin recabar en que esos cabos sueltos pueden ser un verdadero dolor de cabeza. Si otros dirigentes emulan al joven dirigente “Miguelito” Gutiérrez, si pueden crecer en época de pandemia con acciones independientes y lejos del Gobierno provincial, la carcajada del status quo puede volverse queja, gemido.
Las luces amarillas intermitente significa “peligro” o que algo “no están funcionado bien”. A nivel provincial se dispararon otras alertas, como se vio en Diputados. Ni Jalil lo podía creer. No olvidemos además que la titular o conductora del PJ Catamarca sigue siendo Lucia Corpacci cuando lo normal o lo ideal es que lo lidere el Gobernador. Estos datos son más que curiosidades. Los dirigentes que se están comenzando a mostrar diferenciados de Raúl se sienten identificados nada más y nada menos que con el partido del Presidente de la Nación. Si bien están dentro del mismo movimiento, eso significa un cambio de peso en la estructura o eje del poder, un equilibrio muy diferente al actual.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija
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