El gobernador Raúl Jalil maltrató al presidente de CAMYEN, Guillermo Haddad porque al parecer se enteró por El Aconquija que el joven contador se compraba él mismo. El dirigente peronista que fue candidato a intendente y que luego recibió el cargo como una forma de compensar el sacrificio, aguantó callado los gritos del Primer mandatario porque no deja de tener razón la reprimenda y por supuesto El Aconquija que no le deja pasar una a los políticos.
La comunicación entre Jalil y el titular de CAMYEN es poco frecuente. El Gobernador llama solo para preguntar cómo andan los números porque no quiere seguir subsidiando a la empresa estatal minera que extrae rodocrosita de Capillitas. Desde que se creó en la era Corpacci se convirtió en un organismo parasitario donde fueron a parar millones de pesos para hacerla funcionar, de ganancias ni hablar. Si el Gobierno provincial hubiera volcado toda esa plata a la comunidad, Capillitas sería Manhattan.
El problema es la compra mensual de insumos que el titular de CAMYEN hace en un supermercado que se encontraría a su nombre y cuya mercadería es para el yacimiento que el dirigente justicialista administra en Capillitas. La novedad malhumoró al Gobernador que le recriminó a Haddad la maniobra económica por la exposición y los costos políticos. Sin embargo, con regañar a los funcionarios no hacemos nada si no hay cambios de fondo.
De manera que CAMYEN es autosustentable porque no hay que subsidiarla como en la época de la exgobernadora Lucía Corpacci pero resulta que ahora el dinero que se genera es solo para pagar sueldos de la burocracia estatal minera y encima comprarse ellos mismos sin casi beneficios para la comunidad andalgalense, incluido los artesanos. De la sartén caen en las brasas. De ahí el olor a quemado.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija
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