Opinión

Vallaron plaza sin necesidad, solo para sacar a los taxistas

No hablar directa y claramente en política trae fuerte dolores de cabeza.

Plaza

Remodelar la Plaza “9 de Julio” en plena pandemia despierta opiniones encontradas en Andalgalá. En primer lugar, no hay apuro, no se trabaja full time. Se terminará cuando ya nadie vacacione, Para peor, el vallado es mayor al que se necesita impidiendo el estacionamiento de vehículos, se hizo así a pedido del Gobierno pues quiere sacar a los taxis de la plaza. Pero, no hablar directa y claramente en política trae fuerte dolores de cabeza.

Yendo en particular al tema del “tiempo”, que la empresa no trabaje a full para concluir con la remodelación lo antes posible implica que la plaza estará lista cuando pase la temporada turística, o dicho al revés, que el visitante llegue para encontrarse con el principal paseo público de la Perla del Oeste cerrado. No solo está cercado exageradamente, de hecho no se puede estacionar en la plaza por cuestiones políticas, no se animaban a decirles a los taxistas que no los quieren ahí.

La pregunta es por qué el Gobierno provincial y municipal no le pidió a la empresa trabajo full time debido a que va a contratiempo del posible turismo que pueda llegar, sino que, además, está perjudicando gravemente a los comercios que se encuentran alrededor de la plaza. La demora es casi lo mismo que la decisión política de terminar de fundir o licuar a los comerciantes que apenas sobrevivir con esta pandemia. No dejar lugar para el estacionamiento es la frutillita del postre.


Si se observa, no se trabaja todo el día. Además, hay espacio más que suficiente para hacer los trabajos en la plaza sin necesidad de congestionar el tránsito, problema que surge al tomar un espacio (de estacionamiento) que no se necesita desde el punto de vista técnico para la remodelación, lo que en el fondo evitaría accidentes y también ayudaría a todo el microcentro pues también se ven afectados los negocios que se encuentran en inmediaciones a la plaza.


Para gobernar se requiere de autoridad o carácter, que no debe confundirse con el autoritarismo o la soberbia, tan típica y común en los funcionarios. Una mentira es una gran empresa que requiere justificarla con muchas otras mentiras. Era más fácil, enfrentar a los taxistas y decirles la verdad antes de que se enteren de otra forma. Al mismo tiempo hubiera permitido a vecinos y turistas continuar con la modalidad de estacionar en el centro, facilitando el comercio y evitando accidentes.


Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija.

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