Con el Complejo Turístico La Banda en el departamento Belén pasó más o menos lo mismo que con Estadio “Bicentenario”. El pecado capital fue que lo hizo la oposición. No hablamos de la magnitud de las obras comparativamente sino de la politización de las mismas con perjuicio a la comunidad por intereses mezquinos de dirigentes que ocupan los más altos cargos. No es una cuestión política, es un parámetro de la calidad de gobernantes que tenemos.
El intendente Daniel “Telchi” Ríos se cansó de hablar mal del Complejo Turístico La Banda en campaña. Sucede que lo hizo un opositor, el ex jefe comunal peronista “Nolo” Ávila. Hoy Ríos recupera ese espacio dándole una pintadita después de haberlo defenestrado y dejado en el abandono un buen tiempo. Decimos que no es una cuestión política porque con el Estadio Bicentenario se invierten las ideologías. El radicalismo hizo la obra y el peronismo la abandonó y hoy el gobernador Jalil intenta recuperarlo.
Fanáticos con poder de decisión, pero también con alto poder de daño a la sociedad que además contagian fanatismo hacia abajo. La tendencia marcada por el poder de turno hace que no se vean las obras o los hechos que al final quedan eclipsadas por las ideologías que funcionan de “anteojeras”, lo que es casi lo mismo que decir que los gobernantes tratan a los ciudadanos como caballos o como vacas al matadero.
Mostrar que hoy sirve algo que hasta hace poco se desechó (contradicción) deja en evidencia que el funcionario de turno se equivocó o que necesita recuperar el equilibrio emocional. Que le cuesta ver lo evidente (luego reconocido como importante). Intentar capitalizar una obra que no fue construida por su gestión es una suerte de robo, es no reconocerse en la continuidad de las políticas públicas en el marco del sistema democrático vigente
Si nuestros gobernantes no tienen esos conceptos políticos elementales, seguiremos girando en círculo. Imposible desarrollarse en estos términos, a las pruebas me remito, pueblos estancados con políticos repitiendo las mismas promesas de siempre, de toda la vida. Hoy la gran excusa es la pandemia como si no tuviéramos pasado ni memoria. Cómo si no pudiéramos reconocer la mentira apenas asoma la cabeza.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija
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