Alberto Barrionuevo renunció a su banca de concejal y arregló con el gobernador Raúl Jalil irse con un cargo a Provincia a cambio de paz y tranquilidad a la gestión de la intendenta Susana Zenteno en año electoral. Luna, delegado de ATE, también se iría con el ex edil aportando silencio de radio. Es decir que Jalil los arregló a ambos aprovechando la promoción 2×1. Si hace falta, por un cargo de mayor jerarquía y más confort, los muchachos se cambian hasta de religión.
Al parecer “Abeto” y Rubén usaron a la gente para re-ubicarse. El arquitecto actuó desde las sombras y Luna fue al frente con los trabajadores, incluso haciendo huelga de hambre, un circo político-gremial. La conducción de ATE provincia ya había advertido que no era bueno politizar o ideologizar un reclamo genuino. El rumor era que Alberto Barrionuevo ponía la plata y que el reclamo estaba “politizado”, algo que quedó evidenciado con este último acuerdo Raúl-Susana-Abeto.
Por eso las cosas no cambian. Siempre habrá un señor de billetera gorda y dirigentes de oferta esperando la llamada de la patronal. Un concejal enfrenado con la intendenta Zenteno y un gremialista encabezando una protesta que no hacían más que berrinche político. Ollas populares, bombos, bebidas, etc, etc. “Hacerle quilombo a la mina” era movilizar gente para complicarle la administración a Zenteno, sostener el conflicto y finalmente estirar la mano por bajo de la mesa.
Otra vez Raúl interviniendo para acomodarle la casa a Susana. Es el que manda el dinero para hacer las grandes obras pero termina haciendo las que quiere, no las que le piden a la jefa comunal chacarera para ganar en las próximas elecciones. Off de record, ella le reclamó: “Cuando vamos a hacer las obras que necesito no las que vos querés”. Raúl le contestó que estaba “transformando” Catamarca. Es que la intendenta tampoco pudo ni con la administración ni con las polémicas internas del peronismo.
Por suerte Jalil sabe que todo se arregla con plata y que cada hombre tiene su precio. Hablando de eso, le salió barato al turquito el caso Valle Viejo. ¿Por qué? Y, porque los partidos políticos y los gremios tienen dirigentes “tibios”, de “poca convicción”. Dirigente como Alberto Barrionuevo y Luna creen que por ser un poco más ricos o tener algunas cosas materiales se van a “salvar”. Se olvidan que ya fue advertido que: “A los tibios los vomita Dios”.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija.
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