Al final, hubo acuerdo entre Lucía Corpacci y Raúl Jalil. Hay dos versiones predominantes sobre el consenso posterior al clima tenso que se vivió en esta coyuntura política para el oficialismo donde la candidatura a senadora nacional de Corpacci supuestamente absorbe el costo de la pobre gestión jalilista en el imaginario popular. Como sabemos nada es gratis y en una negociación se gana y se pierde. ¿Qué se acordó detrás de bambalinas entre Lucía y Raúl?
Dos versiones sobre el acuerdo. La credibilidad de la misma o de cada una queda en poder de los lectores. “Hacete el tonto en esta, que en la próxima te apoyamos”, le habrían dicho al Primer mandatario a título de sugerencia política luego de haber amagado con cortarse solo para medir fuerzas con el corpaccismo. Jalil toma coraje para romper pero lo aprietan un poquito y se baja. Sigue siendo negocio para Raúl, mientras tanto, tiene más tiempo para limar a Lucía. No es de fiar.
En este sentido, en el armado final, si el resultado no es tan favorable, Raúl puede argumentar que le aportó lo mejor que tenía a la lista eminentemente corpaccista, sus dos mejores ministros vinculados a la pandemia, Gustavo Aguirre (Seguridad) y Claudia Palladino (Salud). Del resto no puede hacerse cargo. Como sea, se olvida que ambos ministros fueron rescatados de la gestión corpaccista, e incluso de la administración municipal de Gustavo Saadi, o sea saadista-corpaccista.
La otra versión es que Lucía Corpacci arregló en esta elección, la próxima también. Algunos dirigentes llamaban para ofrecer el “oro y el moro” para imponer y bajar candidatos poniendo de garantía la palabra de Lucía porque aseguraban que ella había tomado el control, que iba a disponer de recursos del Estado para cumplir con los compromisos de obras y puntos índices a futuro, ante el reclamo –previsible- de la militancia de que Jalil los había abandonado a su suerte.
La especulación no disminuyó con la pandemia, al contrario, se potenció. Si Lucía renunció a su banca de diputada nacional por hacer un nuevo aporte nacional y provincial, por qué no puede renunciar dentro de 2 años para ser candidata a gobernadora. Una suerte de “testimoniales” donde los segundos y terceros lugares valen más que nunca. Saadi, es el otro actor decisivo. Raúl sabe que a la hora de la verdad, Gustavo elijará, o mejor dicho, se jugará siempre por Lucía.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija.
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