Un momento incómodo pasaron Marcelo Murúa y Lucía Corpacci en el PJ de la Avenida Güemes el fin de semana pasado mientras se recibían los papeles de los precandidatos de cara las PASO 2021. El diputado Murúa estaba casi tirado en un asiento, pasó un compañero y le preguntó con ironía por qué no se recostaba directamente buscando adrede una reacción. Intervino Lucía pidiendo “respeto por la casa de todos”. La interacción posterior con el insolente militante fue lo interesante.
Cierto o no el hecho, los argumentos hacen creíble la historia. Un jefe periodístico solía decirme que todas las especulaciones son válidas porque en política todo puede pasar. El caso es que estaba el niño mimado de Lucía, tirado en una silla, me dijeron recostado. En ese momento pasó un compañero del interior de la provincia que al parecer tenía mucho más para decir que ironizar con la posición casi infantil o de escuela del diputado Murúa.
“Directamente acostate”, tal vez fue solo una expresión para provocar al diputado corpaccista y descargar palabras atrapadas en el tiempo, si había algún ida y vuelta. Los justicialistas tienen muchas cosas para decirse desde antes de la pandemia solo que pocas veces se da la oportunidad para “lavar los trapitos adentro”. Y ese diálogo se abrió con la intervención de Lucía que, cuál maestra de primaria, les llamó la atención pidiendo que “respeten la casa de todos”.
“Casa que es más nuestra que tuya”, le contestó sin pelos en la lengua este dirigente del interior provincial que al parecer pensó todo el viaje qué diría si se cruzaba con las autoridades del Partido Justicialista y los representantes peronistas que llaman del “pueblo”. Antes de que Lucía Corpacci y Murúa pudiera reaccionar, el insolente continuó: ¿o te olvidas que fuiste vicegobernadora de los radicales”.
Para decir algo, Corpacci y Murúa -no me supieron pasar bien esta parte del chisme- le recordaron que para participar en la elección se necesita plata para imprimir los votos. Haga de cuenta que le echaron “nafta al fuego”. El militante sacó su recibo de sueldo y los corría para mostrarle que le descuentan hace años y que por esa razón el PJ iba a pagar lo que correspondía, sin mendigar nada, a nadie. O el cuento está muy bien contado, o fue todo cierto.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija.
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