Lejos de dejar a los policías trabajar y cumplir con sus deberes de custodiar y velar por la seguridad, en esta oportunidad, se castigó a una Comisario, la Sra. Nilda Leguizamón, por haber denunciado hechos sospechosos. La Comisario detectó pago de dobles seguros y uso de vales de combustibles de vehículos que estaban fuera de servicio, ubicados en un cementerio de vehículos que tiene la policía de la provincia de Catamarca.
Su valentía la llevó a querer hacer justicia, pero lejos de lograrla, esto desató un escándalo, considerando que desde la misma policía se denunció corrupción. El jefe de policía Orlando Quevedo, y el secretario de estado de ese momento, Marcos Dennet, no respaldaron a la comisario, sino que la castigaron y la sacaron de su puesto, enfrentándose mediáticamente con dichos.
Ambos justificaron diciendo que fue un simple error y que la empresa aseguradora se había equivocado. No dudaron en iniciarle el sumario a Nilda. Por su parte, otro policía, Agustín Robledo, quien es el esposo de Nilda Leguizamón, venía siguiendo su investigación y procuró hacerse de pruebas antes de denunciar en la justicia.
Las autoridades no tardaron en tratar a la mujer de mentirosa y desequilibrada, como si ella tuviera problemas personales. Su marido la respaldó y fue a Casa de Gobierno, y declaró ratificando y convocando a un apoyo a la comisario. Esto es tomado como una sublevación, razón por la que se lo expulsa de la fuerza.
Los dos tienen legajos impecables, personas de vocación, y ambos están castigados por las autoridades por haber denunciado y cumplido su deber. Hay otros policías con abusos de autoridad, maltratadores, involucrados en cosas desaparecidas en las comisarías, y demás delitos, que no son castigados, y a veces son ascendidos. Hay casos mas graves que son premiados. Un ejemplo más de la desidia e impunidad que reinan en Catamarca.