Política

Nueva plaza de Andalgalá: el intendente no invitará a Raúl Jalil por una interna antiminera

De asistir el Primer mandatario a cortar la cinta tendría que hacerlo con fuerte custodia policial.

Andalgalá

Es incierta la presencia del gobernador Raúl Jalil en la inauguración de la plaza 9 de Julio de Andalgalá. Sucede que el intendente Eduardo Córdoba quedó en medio de una interna antiminera donde un sector lo apoya y otro le reprocha por recibir y mostrarse con Jalil acusándolo de tener un acuerdo a espaldas de los asambleístas. De asistir el Primer mandatario a cortar la cinta tendría que hacerlo con fuerte custodia policial o brevemente y de sorpresa como sucedió la última vez.


El jefe comunal andalgalense postergó la inauguración de la plaza varias fechas. Ahora aprovechando la semana de Andalgalá, quedaría formalmente disponible para la comunidad el principal paseo público cuyo monto total de refacción no queda del todo claro. Se hablaba de 25 millones de pesos al principio pero más tarde se le quería inyectar otros 15 millones totalizando la friolera cifra de 40 millones de pesos para luces y césped en plena pandemia por el Covid-19.


Tal como reflejó El Aconquija, a Jalil le queda incómodo bajar a Andalgalá porque no la pasa bien. No le gustan las manifestaciones y no está acostumbrado a moverse con la custodia personal pero en la Perla del Oeste se ha visto obligado a reforzar la guardia y presencia policía, incluso a llegar de improvisto en una visita fugaz. Teme que le suceda lo que a Lucía Corpacci. Llegó un momento en que la ex gobernadora de Catamarca no pisó más este departamento minero.


Jalil tiene (o tenía hasta aquí) mejor relación con el radical Córdoba que con el peronismo local. En este sentido dirigentes justicialistas andalgalenses le reclama abiertamente atención, es más lo responsabilizan al Gobernador de abandonarlos a su suerte para beneficiar adrede al oficialismo municipal. Es el mismo planteo que hace un sector antiminero que denuncia un acuerdo Jalil-Córdoba manteniendo las apariencias que en la práctica se salvan como formalidades o relaciones institucionales.


Por su parte el grupo antiminero se encuentra divido entre los que apoyan al Intendente y reciben algunos beneficios de la “muni” y los que no aceptan dádivas entendiendo que el jefe comunal tiene doble discurso o dos caras. Para peor un pequeño grupo de “hippies” de otras provincias ganaron la “casita del medio” entre los asambleístas lo que provocó el reclamo de ambientalistas locales que aseguran no ser escuchados. La interna antiminera y el desmembramiento también se deben a que los viejos líderes que oficiaban de gurú o chamanes intelectuales del movimiento no saben cómo explicar o se perdieron en el doble juego especulativo del jefe comunal.

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