La esperada noche del aniversario número treinta del Bailando por un sueño fue, como era de esperarse, una superproducción espectacular. Después de una presentación con videos que pasaron por The Beatles y Freddy Mercuri, hasta escenas de películas famosas como El Padrino, aparecieron de repente los ganadores del concurso el año pasado, Sofi Morandi y Julián Serrano, y después les siguieron todos los concursantes de este año haciendo diferentes coreografías.
Y al finalizar la apertura, Marcelo Tinelli dijo unas conmovedoras palabras y quiso agradecer, uno por uno, a todos aquellos que lo ayudaron a ser quien es. “El programa y nuestra vida se entrecruzan permanentemente. De lo primero que me acuerdo y no me quiero empezar a quebrar, es de la imagen de mis viejos. Así que les quiero agradecer a Dino y a Chiquita… A mi mamá le decía Chiquita, porque no le decía María Esther”, comenzó.
Y agregó: “A la época de Bolívar, el lugar que me vio crecer y al que voy a seguir volviendo. Ellos me enseñaron a luchar, a no bajar los brazos, a valorar el esfuerzo y el trabajo. Y estos valores me los traje en una valija, cuando me vine a Buenos Aires con mi viejo enfermo y una noche tuvimos que salir de apuro por una cirrosis que terminó con su vida en quince días. Pude aplicar muchas cosas que me enseñaron y por suerte tenían tanta razón”.
“También quiero agradecer profundamente a mi familia. Acá esta mi mujer Guillermina Valdés. Gracias, mi amor. Es una mujer inteligente, hermosa y maravillosa. Todo lo que diga me va a quedar corto. Quiero agradecerle a mis hijos: a Mica, que para mí es Tuta; a Cande, que para mí es Lelé; Fran, para mí el Tiki; a Juani, para mí La pebe; y a Lorenzo, para mí Lolo. Y los hijos de mi mujer que son como mis hijos también. Este beso también para Dantu, Palo y Hele“, continuó.
“Siento que todos ellos son el verdadero éxito de mi vida y lo que más quiero en este mundo. Así que gracias de todo corazón por el amor incondicional que me dan cada día. Los amo muchísimo”, aseguró.
Además dijo: “Y no me quiero olvidar de agradecerles a Sole y Pau, madres ejemplares de mi hijos. Para ellas sólo tengo palabras de elogios y en este momento las quiero recordar. Así que también un beso grande para ellas”.