La inseguridad no tiene límites y ni siquiera en el cementerio los delincuentes tienen consideración. El hecho delictivo sucedió a plena luz del día mientras una mujer de 38 años rezaba en la tumba de su madre en el Cementerio Municipal de la capital de Catamarca. El malhechor utilizó un arma para amedrentar a la víctima. La seguridad forma parte de la principal preocupación ciudadana de los catamarqueños en el marco de una policía politizada, con escándalos de corrupción interna y hasta narcopolicías.
En cuanto al asalto en el cementerio, transcendió que la denuncia fue realizada por una mujer de apellido Castro en el Precinto Judicial Nº 2. El ilícito sucedió el último sábado, aproximadamente a las 13:00 en el interior del Cementerio Municipal mientras la mujer visitaba la tumba de su madre. El sujeto le quitó la cartera con sus pertenencias y se dio a la fuga saltando una tapia lateral del predio sin que la víctima pudiera hacer nada.
La mujer fue sorprendida por atrás de manera violenta pues la tomó por el cuello y le puso una puna de acero en el cuello advirtiéndole que no gritara y haciéndose de dinero y otros objetos de valor que llevaba en la cartera. Cuando el sujeto se dio a la fuga, la mujer comenzó a gritar pidiendo ayuda. Los primero en llegar fueron los empleados del cementerio que se comunicaron inmediatamente con la policía. Una patrulla recorrió la zona con el objeto de dar con el paradero del asaltante de acuerdo a algunos detalles que dio la victima pero no se pudo dar con el delincuente.
La policía y su situación institucional
Mientras los hechos delictivos se repiten, la policía atraviesa un difícil momento institucional. La corrupción atraviesa a la policía provincial con escándalos de robo de repuesto, pago de seguro de móviles que no funcionaban, irregularidades en el uso de vales de combustible y en el cobro de Zona y Vivienda, armado de causas, etc.
Finalmente se descubrió una red de narco policías que operaban en Catamarca y que tiene al ex subjefe Carlos Kunz y al comisario Norberto Valdez, presos. Corrompida la fuerza, la delincuencia gana terreno en la calle y no se salvan ni los que visitan a sus familiares fallecidos.