El problema (o no, depende cómo se lo mire) es que Raúl Jalil no es un líder político sino un líder económico. El negocio está antes que la reelección. Al final de su mandato, aun yéndose en 4 años, será el hombre más rico de Catamarca con un poder económico capaz de plantarse a cualquier gobernador, cualquiera fuera su nombre y partido político. Detrás de la gestión Jalil todo es negocio, incluido el CV-19 sirvió para apuntalar el proyecto de la Corporación Jalil.
Si bien se hizo el Hospital Monovalente Dr Carlos Malbrán para atender la pandemia, todas las otras enfermedades crónicas o delicadas van a terminar en el sector privado (casi monopolizado por la Corporación Jalil) porque los hospitales públicos están desmantelados y funcionando a medias, con cero tecnología, con turnos reducidos (especialidades 5 turnos por día), etc, etc. Es decir que la pandemia pasará pero jamás la familia del Gobernador perdió de vista el negocio.
Si con los 900 millones de pesos que le envió el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, el gobernador Raúl Jalil hubiera hecho dos “San juan Bautista” (principal centro de salud de Catamarca) y hubiera equipado a los hospitales con la mejor tecnología, infraestructura y servicios hubiera ido contra su propia familia dedicada al negocio de la salud. Lo conveniente era hacer el monovalente (refacción en el CIIC) descuidando adrede la salud publica en los hospitales.
Seguimos involucionando. Antes de poderlo cambiar, las cosas empeoraron. A los dueños del pueblo, a los poderosos, a los señores feudales les llevaba décadas hacerse de las propiedades y recursos de la gente. Cada sociedad tiene esas familias ricas insaciables, en Catamarca nosotros tenemos a Jalil. En poco tiempo serán dueños de medio Catamarca e incluso hoy el patrimonio de la Corporación Jalil es descomunal. ¿100 millones de dólares? ¿200? ¿300?
¿Improvisación o estrategia?
Detrás de la supuesta improvisación se esconde una estrategia económica. Qué puede tener de inocente el grupo de WSP de médicos que captan pacientes en el interior y derivan los enfermos al Junín y el Pasteur, los sanatorios de la familia Jalil. No nos olvidemos que tienen la Red de farmacias Colón y también el servicio de ambulancia Vital que hace el mismo trabajo, captan clientes, lo estrujan y luego le pasan la factura a la Obra Social de los Empleados Públicos (OSEP).
Por Juan Carlos Andrada
