La inestabilidad económica es una pieza que define la situación de Argentina, ya que complica el funcionamiento de toda la maquinaria productiva del país. En este sentido, el diario El Intransigente informó que la cadena de valor de la industria automotriz comenzó a debatir una nueva agenda integral en base a siete aspectos industriales y comerciales, que requerirán un acompañamiento de políticas de competitividad, tributarias, laborales y de infraestructura.
Este nuevo planteo, se llevó adelante sobre la base de un trabajo encabezado por la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), titulado «Visión 2030», que proyecta el futuro de la industria en este panorama de «disrupción inédita», que se ha generado a nivel global por las transformaciones tecnológicas y por las nuevas demandas de movilidad.
En conjunto con los gremios del Sindicato de Mecánicos (Smata) y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Adefa busca diseñar una propuesta política que impulse el desarrollo de la industria automotriz con el 2030 como horizonte. La coyuntura política y económica de la República Argentina ha obligado a estas instituciones a plantear la necesidad de una transformación para las próximas décadas que lleve al sector a transitar cambios que se anticipan en términos de motorización, conectividad y seguridad/autonomía.
A partir de estas tendencias y, sobre la base del Plan 1 millón, que fue elaborado con conjunto con el Gobierno de Mauricio Macri, se contempló «una nueva agenda integral con siete programas a trabajar en aspectos industriales, comerciales y en la movilidad, con un programa de innovación que los atraviese a todos». El primero de los aspectos para trabajar es aprovechar las oportunidades que tienen los productos estándar, para lo cual se propone capturar la demanda de vehículos de combustión interna de países emergentes, explotar las capacidades en gas para pesados y maximizar la complementariedad entre pick-up y motorizaciones híbridas.
Esto les permitirá a esos productos abrir una ventana de oportunidades por los próximos 20 años, que le generará a América Latina un mercado de U$S 85.000 y 6,5 millones de vehículos; y en África y Oceanía de U$S 33.000 millones y 2,5 millones de unidades. Además, se proponen estimular el agregado de valor en baterías de litio, para pesados, incorporar conectividad y seguridad a los vehículos argentinas, para alcanzar escalas de producción globales.
La modernización digital requerirá de una reorganización de la cadena de valor, por lo cual se planta la reconversión autopartista que produciría mejoras en escala y costos. Por otro lado, se anticipa la readecuación de las concesionarias, a partir de las ventas online, que imponen nuevas formas de vender. Esto llevará a las empresas a revisar las estrategias de especialización, la expansión de los servicios postventa, como el porcentaje de las ventas y la revisión de las condiciones de franchising.
Otro de los programas que se está discutiendo es el desarrollo de nuevos negocios de movilidad que incluyen big data, para Latinoamérica, y la creación de un centro de testeo de pilotos vinculados, en ambos casos, a la creciente tendencia de conectividad, lo que les abrirá «un negocio de potencial ilimitado». La tecnología ha generado una revolución en el mercado mundial.
En resumidas cuentas, lo que propone el sector automotriz es desarrollar un clúster de L+D+I en temas de motorización, seguridad y conectividad, que permitirá generar sinergias y capacidades desarrolladas en el entramado de software, incorporar nuevos empleos de calidad y la posibilidad de posicionar a la Argentina en la cadena global de valor.