Ministros, secretarios, directores tienen más responsabilidades que los trabajadores rasos, pero la diferencia salarial no puede ser tanta. El planteo no es que les bajen los funcionarios, sino que el sueldo de los catamarqueños de a pie debe ir también acorde a la inflación. En medio de una crisis sanitara que impactó de lleno en la economía familiar, los políticos se cortan solos y dejan a la clase trabajadora abajo pasando hambre. Aquí un ejemplo que presenta El Aconquija de un aumento de 37 mil pesos solo una dirección, imaginen secretarías y ministerios.
En la información que muestra El Aconquija se puede ver el recibo de sueldo de la Directora del Boletín Oficial de Catamarca. Mostramos comparativamente el mes de septiembre y el mes de octubre. En setiembre la Doctora Regina María de los Ángeles cobró 73. 199 pesos, en tanto que el mes pasado el recibo vino con un importante aumento. En octubre la funcionaria cobró 110.538. La diferencia entre un monto y otro es de 37. 339 pesos
En el último recibo se pueden observar los descuentos: Impuesto a las Ganancias 3.395 pesos, Previsional $2.669, Fondo para Trasplante $533, OSEP 3.596 pesos, Aportes Jubilatorios $8.791, Seguro de vida $14, Subsidio por sepelio $22, Aporte Asistencia Solidaria $1.807, Partido justicialista $2.122. Asimismo figura un adicional en los Haberes de 37. 468 pesos, Sueldo Básico de $42.455. Adicional por Responsabilidad por cargo $24.083, otro adicional de $21.507 y un complemento por cargo de $7.979.
Es fácil enfrentar la pandemia y pedir sacrificio a los demás si el sueldo de los funcionarios supera los 100 mil pesos, no es tan fácil para los trabajadores rasos que no llegan a fin de mes. Muchos estatales completaban la canasta básica con una changa y otro trabajito por la tarde, pero la pandemia le puso límites a esa posibilidad que era determinante para llevar el pan a la mesa. El coronavirus paralizó y arruinó muchas actividades productivas.
Miremos el discurso de solidaridad y al estado de ánimo del funcionario y del trabajador raso. Los funcionarios políticos con el bolsillo con plata y la panza llena le exigen a los empleados que le pongan onda y voluntad al trabajo, que no pierdan la fe, porque, como dice el dicho “al mal tiempo buena cara”. Sin embargo, la gente no come frases hechas, tampoco plazas, ni pavimento. Necesita que los sueldos sean justos en relación con la realidad económica y sanitaria que azota la provincia. Dejemos el optimismo bobo para mejores momentos
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