En un contexto de oficializaciones de listas políticas y cambios de últimos momentos dentro de ellas, los precandidatos se encuentras presentados frente a la justicia y estarían habilitados para formar parte de la competencia de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), la economía de los mercados no frena, y el economista Martín Tetaz analizó la coyuntura.
En este escenario, la actividad económica del primer trimestre del año, que confirman la fuerte caída del 5,8% en el interanual, aunque frenándose en la medición intertrimestral. «La medida correcta para identificar el punto de giro en la actividad es la del crecimiento desestacionalizado», determinó Tetaz.
«Sobre esa base, el PBI se contrajo, contra el trimestre anterior, 4% en el segundo trimestre del 2018, 0,7 en el tercer trimestre y 1,2 en el cuarto trimestre, luego del salto del dólar de septiembre y el pico inflacionario que le siguió. En el primer trimestre del 2019 ese indicador cayó 0,2%», añadió.
«Descontamos que el segundo trimestre mostrará recuperación, primero porque la producción del campo, que representa un 8% del producto, está volando al 28% y porque, de hecho, los números de las consultoras que miden la actividad confirman que ya en abril la economía creció 1,2%», dijo el analista económico.
«El hundimiento de las compras de las familias es coincidente con la pérdida del salario real que según el mismo organismo fue del 11,2% en el trimestre. prácticamente no hubo caída del empleo, aunque sí un cambio cualitativo importante», opinó sobre los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
La descomposición muestra una realidad heterogénea; en el mundo del empleo asalariado formal se perdieron unos 175.900 empleos registrados, si tenemos en cuenta tanto la caída en la tasa de empleo de ese sector (-0,6%) y el crecimiento demográfico. En contraste, se abrieron 137.800 puestos en el sector de asalariados informales y hay 181.400 cuentapropistas más que el año pasado.
Además, informó que, «a diferencia de lo ocurrido en crisis anteriores, no hay una pérdida de empleo significativa, pero sí una caída de los salarios reales que democratiza en algún sentido los costos del ajuste. Esto es importante en el contexto del año electoral, porque el único antecedente de un oficialismo ganando una elección en el medio de una recesión, es el del efecto Tequila de 1995»