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Desesperante situación de folcloristas catamarqueños

Sin Poncho 2020 y desamparados por las políticas culturales del gobierno.

Una cosa es vivir de la música y otra tener un trabajo en el Estado y tocar la guitarra. En Catamarca solo el 30% de los folcloristas pueden tener ese privilegio de cobrar un sueldo en blanco, pero el otro 70% que dedicaban todo su tiempo a perseguir ese sueño de ser músico o cantante hoy no tiene actuaciones, es decir no tienen para comer. Esperan un bolsón y algunos hacen pizzas y empanadas para vender esperando que el covid-19 les dé una tregua.

El Gobierno de Raúl Jalil anunció ayudas económicas, pero los bolsones esporádicos aparecieron para salvar una semana y después se olvidaron. Para peor se confirmó que no se hará el Poncho 2020, la cual era una tabla de salvación debido a que era el único festival en invierno del país. Con el cual los artistas locales podían hacer una diferencia para tapar huecos y saldar deudas con los músicos luego de muchas presentaciones gratis (Catamarca solía tener muchas peñas solidarias).

Si en los fines de semana costaba juntar una moneda para tirar hasta el otro, ahora es peor. Lo virtual no es lo mismo y las transmisiones en vivo en las redes sociales sólo han servido a los folcloristas para mostrarse sin generar recursos que puedan ayudar en este difícil momento económico. Sólo algunos cantantes no “desbancaron” a sus músicos y les hacen bolsones con mercadería, pero en otros casos los desconocen como a “parientes pobres”.

Llama la atención que el peronismo gobernante no se haya ocupado de este tema, sobre todo porque el Gobierno sostiene la importancia de la cultura y el folclore como memoria de nuestros antepasados. Pero al parecer desconoce que los artistas comen y tienen que pagar la luz. La pandemia enganchó a reconocidos músicos con deudas importantes tras una fuerte inversión, desconociendo el impacto del mortal virus para sus carreras, podrían perder lo adquirido.

Para el que tiene un techo o un plato de comida es un poco más fácil pero tampoco puede sustraerse a la angustia de ver truncado sus sueños. El que vivía de la música se refugia en las redes sociales aún cuando no va a ningún lado específico. Necesitan más que nunca del Gobierno y de la gente pero muchas veces parece que están solos, mendigando peor que antes. No todos tienen sensibilidad para la cultura pero además las prioridades, sin dudas, hoy son otras.