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Pan para hoy, hambre para mañana: Los ayudaron pero siguen viviendo en la miseria en plena pandemia

El matrimonio vive en condiciones insalubres en medio de la pandemia de coronavirus.

Hace unos días desde El Aconquija publicamos la historia de Niceo Alberto Lazarte y su esposa, Gladys Beatriz Cobacho. Un matrimonio catamarqueño que vive en el Barrio Papa Francisco, Manzana A, Lote 6, en la zona norte de la capital catamarqueña, más precisamente cerca de la Gruta de la Virgen del Valle. Quien al parecer, junto a los vecinos de la zona es la única que no los ha desamparado ante la terrible situación de abandono y desidia que se encuentran viviendo, en especial ahora en plena pandemia.

Esta pareja de sexagenarios vive en un rancho bastante precario en un barrio que lleva el nombre del sumo pontífice, y por el que hace 2 años la Gobernadora en ese entonces, Lucía Corpacci, firmó un convenio para la urbanización de dicho barrio. El mismo consistía en un “Proyecto Integral de Hábitat y Vivienda” y era de relevancia nacional, ya que contaba con el apoyo del Gobierno Nacional y la Secretaría de Infraestructura Urbana del Ministerio de Obras Públicas y Vivienda, conducida en ese entonces por Marina Klemensiewicz.

Resulta imposible de creer que a dos años de la firma de este convenio, y en medio de la pandemia por coronavirus, Niceo y Gladys sigan viviendo en las condiciones más precarias, indignas e insalubres para cualquier ser humano. Con lonas y frazadas que ofician de paredes, cocinando a leña porque ni siquiera cuentan con una garrafa y con un pozo ciego en lugar de baño. A todo esto, se le suma que Niceo no consigue trabajo y no pueden comprar los medicamentos para aminorar el grave estado de salud de Gladys, quien ha quedado inválida producto del daño cerebral causado por su amnesia crónica aguda.

Muchos catamarqueños, conmovidos por la historia que publicó El Aconquija, decidieron comunicarse con el matrimonio y hacerles llegar una colaboración para que, al menos, no pasen tantas necesidades. Obviamente, los organismos del Gobierno y la Municipalidad de Catamarca no fueron ajenos a esto, y como un mago que saca un conejo de una galera, le acercaron un placard, frazadas y alimentos. También hay quienes dicen, que el mismísimo Intendente Saadi fue quien colaboró con los costosos medicamentos que necesitaba Gladys. “Como para ir tirando”, hablando mal y pronto. Ya que, según contó Niceo, “no se acercó nadie de Vivienda y la obra del baño la tengo parada hasta que algún vecino me colabore con una bolsa de cemento”.

Sin embargo, resulta imposible pensar cuántas Gladys y Niceos hay por ahí sin recibir la ayuda del Estado que les corresponde. Cuántos más como ellos no pudieron ni pueden difundir mediante un video su situación de desidia y vulnerabilidad social, ante un Estado ausente que no les provee lo mínimo para vivir dignamente. Resulta inaudito que, luego de dos años, en ese barrio haya gente viviendo en ranchos sin baños y con paredes incompletas. Ojalá algún día el Estado no dependa de la viralización de un video para actuar como corresponde.