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Covid-19 y vuelta a clases: desde sus casas, autoridades piden “amor y vocación” a los docentes

No hay personal suficiente para limpiar los baños todos los días.

La Escuela “Jorge Newbery” tiene los mismos problemas que la mayoría de los establecimientos educativos. En ese sentido puede ser un caso paradigmático en cuanto a los problemas para funcionar en plena pandemia del Covid-19. Mientras no hay -por ejemplo- quién limpie los baños, las autoridades (ministra, directivos y supervisores) desde la comodidad de sus casas, piden amor, solidaridad y vocación al personal que pone el cuerpo en las escuelas en el inicio de clases.

En la Escuela “Jorge Newbery” hay una sola ordenanza en el turno mañana. Por supuesto no da físicamente ni con los tiempos para hacer todo en semejante establecimiento educativo. Se le pide al personal educativo que colabore excepcionalmente en esta pandemia del Covid-19. Aparte de sanitizar el aula, atender alumnos de manera presencial y en modo virtual, también parece que debe limpiar los baños. Mientras tanto, la directora no sale de su casa y el vice se encierra en su oficina. Ahí nomás agreguemos que son los primeros en vacunarse. Mucho más tarde los que están en la línea de fuego.

La directora se llama Mónica Carrizo, el vicedirector turno tarde es Marcelo Brandán y el Pro secretario es Jesús Palomeque. A este contexto preocupante de faltante de personal e insumos en los hechos, a las autoridades se les ocurrió contrarrestarlo con un discurso patriótico (político) donde se apela al espíritu “solidario” recordando que “la escuela somos todos” y donde la “empatía” es “la mejor vacuna”. Porque, además, el protocolo “nos humaniza”.

O sea que todas las ineficiencias y falta de gestión durante años como es la histórica falta de recursos humanos y el equipamiento especial para sanitizar la institución en este momento tan particular debe saldarse a partir del sacrificio personal de los de abajo, sin elementos. Para tranquilizarlos, les mandan WSP comentándoles que “todos somos vulnerables” pero con el “amor y vocación” de estos héroes de la educación pasaremos la maldita pandemia. Paralelo a los eufóricos pedidos oficiales, hoy el personal se enteró que un alumno de 1 año que concurrió toda la semana pasada a la escuela tiene a su hermano con Covid-19.

Todo dicho en un tono respetuoso, pero no es tan así la cosa. Si las autoridades de la institución no cuidan al personal, no puede hablar de amor y vocación, de equipo y solidaridad. Si la mejor vacuna es la empatía, comencemos por apoyar, respaldar y proteger a los docentes, preceptores, personal de limpiez. Ellos son los que están en contacto directo con los alumnos. Así, parece más un discurso político para cuidar el carguito. Un discurso constructivo requiere de acciones positivas que acentúe en los más vulnerables. Ese tipo de discurso no puede hacerse escondiéndose en la casa, detrás de un escritorio o simplemente exigiendo actos heroicos a los demás.

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