Tres vehículos oficiales del Gobierno de Catamarca yacen tirados en el CAPE. La falta de mantenimiento hace que los usen y luego los descarten como muestra hoy El Aconquija. Así, se los puede ver a la intemperie en el Centro Administrativo como en este caso o perdidos en algún taller de barrio donde permanecen por años sin que nadie los reclame. El descontrol de los vehículos oficiales se da tanto a nivel provincial como municipal.
En el interior, los intendentes se preocupan más por comprar la última 4X4 que lucen frente a la municipalidad como una joya del jefe comunal que por el mantenimiento de los vehículos de la comuna que son para el servicio básico de los vecinos. Así, el intendente pasea en una camioneta nueva mientras los demás vehículos del municipio se caen a pedazo. Al final, terminan abandonados en el fondo de un taller mecánico.
La provincia hace lo propio. La Legislatura igual. Se compran 0 Km y se usan hasta para hacer campaña política en época de elecciones. La utilización específica podría cuestionarse, algo que administrativamente puede justificarse cuando se tiene el poder, lo malo o cuestionable es el trato que reciben los vehículos y la desidia de las autoridades porque el mantenimiento les daría mayor vida útil a recursos que son del Estado.
A pesar de que son noticias recurrentes, nadie acusa recibo ni se corrigen estos actos que afectan el erario público. Llegamos al colmo de publicar que vehículos oficiales se usaban para ir al supermercado con la familia, de vacaciones o para llevar los chicos a la escuela. Muchas veces se evita el ploteo o identificación del rodado para pasar desapercibido y que la irregularidad no sea tan evidente ante los vecinos.
Sin embargo, estas prácticas han ido menguando gracias a los ciudadanos y la era de la comunicación. El teléfono de un vecino común registra el mal uso de las camionetas de los ministerios u organismo oficial y lo viraliza para dar a conocer cómo administran las autoridades de turno los bienes de todos. Por suerte, porque, al paso que íbamos faltaba que los funcionarios y empleados entren y salgan del “telo” con absoluta impunidad. Aunque no faltará el desacatao.
