La Justicia de Catamarca dictó sentencia al caso del cura Juan de Dios Gutiérrez por abuso sexual. Esta mañana, condenaron al sacerdote a 12 años de cárcel por opresión libidinosa con acceso carnal agravado. Esta condena, polémica por la gravedad de sus acciones, le corresponde por el simple hecho de ser un representante del sistema religioso.
De acuerdo con lo que trascendió en la prensa, la Justicia de Catamarca condenó a Juan de Dios Gutiérrez por haber abusado sexualmente de una menor. La causa que juzgó al cura comenzó su investigación en 2015 cuando Alejandra Carrizo, la madre de la víctima, realizó una denuncia penal en su contra por delito sexual en la fiscalía de Belén. El caso había conmocionado a toda la ciudad.
El mes pasado, la madre de la víctima había dicho que lucharía todos los días para tratar de volver a tener la vida que la niña y toda su familia tenía antes. De hecho, dijo que su núcleo siente que la Justicia no es del todo completa, pero que aun así confiarían en ella como ciudadanos de bien. Por eso, insistió en ver detrás de las rejas al violador que le arrebató la inocencia su hija, además mencionó que nadie le garantizaba que el cura esté cumpliendo con los requisitos que le ha impuesto la Ley.
La causa
Cabe recordar que Juan de Dios Gutiérrez fue denunciado en el año 2015 por el delito de abuso sexual agravado contra de una niña de 16 años. De hecho, los diversos abogados que contrató quisieron alargar el proceso, en coincidencia con lo pedido por el obispo diocesano Luis Urbanc. Además, fue el primer sacerdote violador en la provincia. Sin embargo, aún restan resolver dos casos más ante la Justicia, el de los presbíteros Renato Rasgido y Moisés Pachado, acusados de abusar sexualmente de niños.
De acuerdo con la denuncia realizada por la madre la víctima Gutiérrez estaba a cargo de un movimiento juvenil cristiano. En el cual, la mejor comenzó a participar en el año 2014, luego el sacerdote la había manipulado a gusto para entablar una relación sexual con él. Además, la amenazó para que no hablara con nadie, prohibiéndole confesarse para no ser descubierto.
