Cuando se pierde la credibilidad, no hay caso. Ayer quedó en evidencia que el intendente de Los Altos, Rafael Olveira, no solo perdió la confianza del gobernador, Raúl Jalil, sino también de los productores. Durante la inauguración de una planta de citrus, Jalil no le dio apoyo explícito sabiendo que Rafael está complicado en las PASO 2021, tampoco fueron los grandes productores. La apostilla la dio un “productor” que habló, pero que solo tiene 2 naranjos.
Al parecer, no solo Lucia Corpacci prefiere al senador Raúl Barot conduciendo el municipio, sino también Raúl Jalil. Mientras Olveira lo citaba como su gran amigo, el Gobernador se limitó a lo estrictamente protocolar e institucional sin brindarle el empujón electoral necesario aunque sea por “los viejos tiempos” para levantarle el ánimo al jefe comunal y/o evitar fugas de militantes propia de la crisis de poder. Sin embargo, Raúl hizo silencio (político) y puso cara de póker (nada).
¿Por qué Raúl Jalil no brindó su apoyo al intendente como antes o por qué los grandes productores le hicieron un vacío en una obra que supuestamente los beneficia? La lectura de estos datos es un martillazo lapidario al oficialismo municipal. La falta de contención política a nivel provincial y la desconfianza puesta de manifiesto por parte de los productores le cambió la suerte al acto oficial. De triunfador y ambicioso a intendente frustrado y desesperado.
Para peor el referente olveirista que habló en nombre de los productores citrícolas tiene malos antecedentes. Por supuesto, a Olveira le dolió más el desplante de Raúl que la insolencia de los productores que faltaron adrede. Pero, si le importara la opinión de estos últimos, Rafael habría gestionado la radicación de la planta citrícola en Alijilán. El Gobernador lo lastimó más porque su palabra era crucial para dar vuelta un escenario electoral desfavorable.
De hecho, el silencio de Jalil fue más letal o perjudicial para Rafael que el apoyo que Lucia le da a Barot. Al no decir nada, el Gobernador beneficia o bendice indirectamente al joven contador. Jalil decidió no meterse en la pelea Olveira-Barot, pero por el peso de su figura eso es imposible, tanto su palabra como su silencio son determinantes. ¿Quién dice que esto no está acordado? Jalil hizo más por Barot que la misma Lucía. Síntesis: siempre el daño que más duele o efectivo no es el que viene de afuera sino del entorno íntimo.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija.
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