Es un supuesto en la sociedad argentina en general el hecho de pensar que la Policía tiene vínculos corruptos con la política. En este caso ese supuesto es real. Autoridades del Poder Judicial y Ejecutivo de la Provincia hacen lo imposible por cubrir irregularidades dentro de la policía catamarqueña. Lo que se logra con esto es que no se depure el cuerpo policial.
Lo que pasa es que hay una especie de “tiranía” dentro de la misma policía, y los perjudicados son aquellos que deciden rebelarse ante la corrupción. Los comisarios y suboficiales que denunciaron irregularidades en la institución, perdieron su arma reglamentaria y otros hasta perdieron su puesto laboral. Es decir, que es todo una cadena de actos corruptos.
Uno de los hechos más resonados fue el de un comisario que con “vales” de combustible destinados a la Provincia de Catamarca, realizaba arreglos en su casa. Pero sin dudas el más escandaloso de los últimos tiempo fue el del pago de seguro por vehículos desarmados y que eran usados como chatarra. ¿Dónde habrá ido a parar todo el dinero que iba destinado para el combustible de esos autos y camionetas?
La comisario Nilda Leguizamón, denunciante del tema del combustible y el seguro, junto con otros colegas que denunciaron corrupción dentro de la Policía, fueron apartados de sus cargos. Además, existe un cementerio de vehículos de donde se sacan los repuestos que se se declaran como nuevos, por lo que es un nuevo giro de dinero y, por ende, un negocio inmenso.
Y desde la Justicia no se quieren ver involucrados en casos como estos ni investigar cuál es el fondo de la cuestión porque estamos en un año electoral. Lo que hacen en su lugar es iniciar acciones de sumario, apartar los casos, dilatar las investigaciones, etc. Por lo que los que se animan a denunciar estos hechos son los que terminan pagando las consecuencias.