Las elecciones en la provincia dejaron en evidencia la inexistente oposición al gobierno provincial. Juntos por el Cambio Catamarca prácticamente firmó su acta de defunción en el último escrutinio. Municipios históricamente radicales pasaron a manos peronistas. El candidato a gobernador por el oficialismo, Raúl Jalil, sacó el 60% de los votos. ¿La oposición? Sólo un 33%.
Esta diferencia de votos generó un desequilibrio enorme en Diputados y Senadores. Para muestra un dato: Juntos por el Cambio apostó a 10 bancas, renovando sólo 7. El resto quedó, obviamente, para el Frente de Todos. Pero lo que más le duele a la oposición son algunos municipios que se perdieron. Valle Viejo, Paclín y Tapso, tradicionalmente radicales, ya no les pertenecen.
Paclín, 28 años siendo radical, ahora es gobernada por Eduardo Menecier, actual ministro de Desarrollo Social. Valle Viejo, antes regida por Gustavo Jalile, ahora pasó a manos de la peronista Susana Zenteno. Y en Tapso, Jorge Coronel fue desplazado por Mario Sosa. Además, en Santa María 5 de 7 concejales son peronistas, teniendo mayoría absoluta.
Por otra parte, en el Senado y en Cámara de Diputados la mayoría oficialista de Catamarca es abrumadora. Es decir, que la oposición está prácticamente desaparecida en Catamarca. Y las razones son muchas: falta de liderazgo, conflictos con Nación, poca muñeca política en ciertas situaciones, etc. Un momento muy difícil para Juntos por el Cambio Catamarca.
Gestiones de 20 años en algunas comunas son terribles para la democracia. Pero también lo es este desequilibrio actual entre fuerzas oficialistas y opositoras. Es más, se piensa que el único obstáculo que el Gobierno puede llegar a tener son las propias internas. Es lo que queda al ver una oposición débil y luego de ver sus magros resultados en elecciones .