El Gobierno de la provincia, ante el reclamo por la falta de médicos en el interior, presentó el año pasado la contratación de médicos venezolanos para radicarlos en el interior como la solución al problema. Sin embargo, la estrategia de las autoridades no funcionó y los profesionales están dejando Catamarca.
Algunos médicos tuvieron problemas con los pacientes. En Aconquija, un médico venezolano se tomó a golpes de puño con el papá de una niña que requería asistencia. En Tinogasta, una médica venezolana que estaba prestando servicio en Medanitos renunció porque no le convenía económicamente y, aunque terminó siendo funcionaria, también se fue de Catamarca.
A los médicos hay que tentarlos para que estén en el interior y pagarles bien. El Gobierno no pudo hacer eso con los médicos argentinos y entonces lo intentó con los venezolanos, creyendo que ellos estaban desesperados por el trabajo y que iban a aceptar cualquier tipo de condición laboral sin protestar.
La salud de Catamarca atraviesa una crisis desde hace años. Los reclamos son por el estado en el que se encuentran los hospitales, la falta de recursos humanos -médicos, por ejemplo- e incluso la falta de insumos básicos, no solamente medicamentos si no también combustible para las ambulancias.
En el interior de la provincia no hay traumatólogos, no hay anestesistas y en muchos pueblos solamente está la posta sanitaria y la enfermera. Este problema continúa sin que el Ejecutivo encuentre una solución y sin que la Legislatura tampoco pueda aportar alguna otra propuesta que permita garantizarle salud pública a los habitantes del interior.
Hace tiempo que el Gobierno trabaja con un sistema derivacionista, que está basado en atender a los pacientes del interior en la ciudad capital. Se hicieron promesas de equipar hospitales en diversos departamentos del interior para así tener alternativas pero hasta el momento sólo fueron promesas.
También se pensó en equipar un hospital en el oeste y otro en el este de la provincia para poder resolver problemas de salud en departamentos del interior pero todavía se sigue con la misma metodología desde hace décadas y todo se concentra en la capital catamarqueña.
Como una paradoja de la política, mientras los venezolanos se van y hay problemas para llevar médicos al interior, un prestigioso médico de Fiambalá, Celín Quintar, está sin trabajo por cuestiones políticas. Él hizo observaciones críticas a la gestión peronista de la doctora Paulón. Está desempleado.