El temor de la sociedad de Catamarca por un caso sospechoso de coronavirus ganó la atención de la calle. La sola posibilidad puso en evidencia la vulnerabilidad del precario sistema sanitario de la provincia. El miedo a la agresividad del virus se mezcla con el estupor que genera la infraestructura y la falta de personal de un sistema descuidado por décadas. El ministerio de Salud llamó a no generar pánico, pero es difícil dar tranquilidad a la sociedad si ni siquiera barbijos o ibuprofeno.
Imposible separar la preocupación del terrible coronavirus con la experiencia que tienen los catamarqueños de asistir a centros de salud donde un caso simple puede volverse un trauma debido a que los hospitales públicos fueron abandonado sistemáticamente por años para beneficiar al sector privado.
Es decir, hay tanto pánico por el coronavirus, como por el sistema de salud público con el que cuentan los ciudadanos. Por eso, le cuesta al Ministerio llevar tranquilidad a la sociedad. La simple posibilidad de un caso de coronavirus expuso a los funcionarios como los responsables del alto riesgo que corre toda la comunidad.
Temor y alerta
Por otro lado, en ese momento se activó el protocolo y se aisló a paciente por prevención. La cuestión ahora es que para determinar si el coronavirus es positivo en Catamarca, hay que mandar las muestras a Buenos Aires y esperar 4 días para tener los resultados.Eso no es todo. Mientras esperamos “con el Jesús en la boca”, el paciente fue mandado a su casa porque en el hospital no tiene la infraestructura para alojarlo. La alerta se disparó también porque el paciente regresaba de un crucero y estuvo fuera del país.
Por otro lado, hasta que las autoridades hicieron un parte oficial, la versión sobre el revuelo que se había armado en el hospital “San juan Bautista”, ya daba vueltas por todas las redes sociales. A esa lentitud oficial se la asoció con la costumbre de los gobiernos de ocultar información. La comunidad se alarmó porque no sabe en qué, ni en quién creer. Se pueden citar cientos de casos de ocultamiento de información sensible para la sociedad. Otra vez, la fuente del pánico proviene de los responsables de llevar tranquilidad a los vecinos.
