La desobediencia social a la cuarentena por el coronavirus tiene raíces políticas en Catamarca. Es imposible que la gente tome consciencia del COVID-19 si percibe un gobierno fragmentado, donde la interna condiciona todas las acciones oficiales. Asimismo, una crisis te puede terminar de hundir o salvar. El gobernador Raúl Jalil nunca arrancó su gestión y ve con el coronavirus una posibilidad de salvarse.
La ausencia de autoridad de Jalil para poner orden en Catamarca, en todos los aspectos, viene del pecado capital que lo llevó a ser gobernador. Llegó bajo la falda de la ex primer mandataria Lucía Corpacci y montado en la ola Fernández-Fernández, o lo que es lo mismo anti macrismo a nivel país. A esa logística electoral se le sumaron retazos de sectores peronistas oportunistas que no aportan casi nada.
De manera que el dengue y el coronavirus aparecen en medio de una evidente crisis política y de liderazgo, ahora más evidenciada que nunca en el gobierno peronista. Jalil no puede confiar en sus colaboradores porque muchos vienen de la gestión corpaccista, era un gabinete armado para otro contexto y por un tiempo corto, entre los prescindibles justamente estaba la titular de la cartera sanitaria, Claudia Palladino.
Hoy uno de los pocos hombres de confianza de Jalil es el ministro de seguridad Hernán Martel, vocero oficial del dengue y el coronavirus. Es decir, un abogado en lugar de la médica y actual ministra de Salud. El doctor tiene terror de que le pasen el papel para leer “confirmación de COVID-19”. Se simula una coordinación “arriba” que no figura entre ministerios y para “abajo”. Todo muere en Martel y Palladino.
Lo más importante aún no se dijo: qué van a hacer con el faltante de respiradores y cuántos se necesitan si llega a explotar el COVID-19 en la provincia. El Gobierno está enredado desde el principio en una interna sin fin. Por eso los otros ministerios ni siquiera tienen para alcohol en gel. No están habilitados con presupuesto. Para Raúl, son una suerte bastardos que lo traicionarán tarde o temprano.