Hace un tiempo que los presos reclamaban por sus condiciones. Según fuentes cercanas a El Aconquija, este reclamo no era escuchado por las autoridades. Por el contrario, era negado por el Director del Penal de Catamarca, Daniel Romero. El motín era previsible debido fundamentalmente a que los presos perdieron contacto con sus familias. Aparentemente, la falta de contención familiar, y de insumos y elementos de higiene, disparó una protesta violenta con tiros y quema de colchones. Se presume que tras sofocar la revuelta, los presos fueron desfigurados a golpes.
Según los familiares, el reclamo fue por razones sanitarias y por la comida que reciben a diario. El temor al COVID-19 y al dengue llevó a los internos a manifestarse, luego de entender que el funcionario a cargo del Servicio Penitenciario no escucharía para brindar una solución. Según el relato, en el motín, los presos ganaron los techos y quemaron colchones así que los guardiacárceles comenzaron con las detonaciones para sofocar a los revoltosos.
Crónicas de un motín anunciado
Presuntamente, un día antes había trascendido que habría un motín. Sin embargo, Romero dijo que los internos en el penal estaban más que bien y negó todo reclamo en una radio oficialista. Según los familiares de los presos, esta acción encendió la mecha y terminó de empujar a los presos para tomar los pabellones. Cuentan que en el enfrentamiento dejó varios heridos y no hubo muertos. De todas formas, aparentemente, algunos internos recibieron balazos de goma en la cara, y los quebrados fueron llevados a enfermería y luego aislados.
Según el relato, aparte de desfigurar a los internos, les iniciaran una causa por los daños causados en los pabellones. La revuelta fue cerca de las 9 y media de la mañana. Se vivieron momentos de mucha tensión en el Penal, hasta que el personal carcelario pudo finalmente sofocarlo cerca del mediodía. Los presos aseguran que comen fideos con gusanos y un cogote de pollo, en tanto que desmintieron a Romero respecto a la calidad de las comidas en el Servicio Penitenciario.
Otro aspecto son los elementos de higiene. Aseguran que los mismos no llegan a los internos porque los familiares no tienen contacto. Tampoco son proporcionados por el Penal. La infraestructura tiene un deficiente sistema cloacal que representa un foco infeccioso y potencial criadero de mosquitos. El temor de los reclusos no solo es por el COVID-19, sino también por el dengue. La Cárcel está en una zona catamarqueña colindante con La Rioja, provincia con cientos de infectados.