Los gremios salen este miércoles otra vez para rechazar la reforma laboral de Raúl Jalil. Se trata de la tercera marcha contra del proyecto de movilidad y jubilación que no convence a los sindicalistas debido a que no hay forma de dar con la “letra chica”, que ya está en manos de varios legisladores. Así se barajó la modificación de regalías mineras, mientras los intendentes dormían y esperaban invitación especial, se aprobó en la Legislatura.
El ministro de Gobierno, Jorge Moreno, sostuvo que el problema son los gremialistas que confunden a los trabajadores y que la reforma no ajusta ni cercena derechos sino que los amplía. El Gobierno se sentó varias veces con los referentes sindicales. Cada vez están más lejos de un acuerdo al punto que Moreno insinuó que los gremialistas tienen problemas de “comprensión” o que son lerdos para captar la mejora.
Por su parte, los gremialistas reaccionan: “El Gobernador nos dijo que es pro sindicatos y que todo lo que quiere modificar es para el bien de los trabajadores pero desde el oficialismo no saben explicar cuáles son esas mejoras”, expresó Walter Arévalo del SOEM Capital. Y agregó que “la semana pasada el proyecto de reforma tenía 20 artículos y hoy nos damos con la novedad que tiene 24 artículos”.
Como las palabras las lleva el viento, se habla mucho pero no se puede dar con la reforma impresa y sobre todo con la letra chica para saber a ciencia cierta qué se reforma y qué consecuencias puede tener para el trabajador a futuro. La negociación está trabada aunque los gremialistas nucleados en la FUSSI aclaran que no se oponen a una reforma sino a la forma de llevar adelante esa reforma que hasta aquí es un ministerio, una Caja de Pandora.
El 17 a las 17
La concentración está prevista para este miércoles 17 de junio a las 17 horas. Las anteriores marchas fueron multitudinarias a pesar de que el distanciamiento y el temor al CV-19 juegan en contra de las movilizaciones sociales. A Jalil no le gustan estas manifestaciones pero no ha podido contenerlas. Si el Gobierno cree que el problema es la inteligencia, comprensión, capacidad de lectura de los sindicalistas entonces tampoco se visualiza una salida a través de los gremios.