Al final se fue Ogas. El responsable de Cultura, Cristian Ogas, que volcó alcoholizado junto con otras dos personas el fin de semana lo llamó por teléfono al intendente Daniel “Telchi” Ríos, le pidió disculpas y renunció. Esa la versión oficial que dio el jefe comunal belicho. El vuelco fue un escándalo porque el exfuncionario rompió la cuarentena y tras el accidente se negó a la extracción de sangre, casi una confesión de que manejaba ebrio. “Telchi” lo echó.
Ogas era insostenible. De todas formas el siniestro vial tuvo un altísimo costo político para el intendente Ríos que venía desgastado peleando con el COE local por haberse adelantado a descartar casos de Covid-19 en Belén y con otro escándalo en las espaldas luego de ser imputado por violar también la cuarentena tras un viaje que Ríos hizo a Buenos Aires con la excusa de comprar un equipo para el hospital belicho.
Mientras Ríos y Ogas pedían responsabilidad por la radio por otro lado se comportaban al margen del Decreto presidencial y provincial. Ogas incluso participó en “estrictos” controles en la ruta 40 pero después trascendió que había estado en una fiesta clandestina porque volcó, de lo contrario, seguía de joda a la noche y al otro día trasnochado hubiera vuelto a su puesta en escena de funcionario responsable para exigir respeto a los vecinos inconscientes.
Ogas se disculpó con Ríos, eso es lo que contó el jefe comunal belicho que no entró en detalles para no agitar más el tema ni avergonzar al radicalismo. El ahora ex funcionario ya preanunciaba su partida cuando se negó a que le extraigan sangre con el objeto de que no se confirme que manejaba borracho. Le debe disculpas a la sociedad y el compromiso de que no volverá a incurrir en los mismos errores que lo llevaron a estrellar su corta carrera política.
Ríos va a tener que empezar a pedir antecedentes para no equivocarse con sus funcionarios. Preguntarse si pasan el test de alcoholemia. Se ha dado el caso incluso de personajes echado de otros ámbitos que van a caer parados en los municipios. La primera gran decisión del un jefe es el grupo de colaboradores. Si falla en eso, la culpa no acaba en el penoso gabinete, sino que es la primera metida de pata del “líder”, principal responsable que no sabe rodearse de gente buena.