Política

Intendente le compró un auto de 6 millones de pesos a su hijo

A los políticos les va muy bien, al pueblo regular tirando a mal.

Intendente

Pregunta recurrente: Cómo hacen los funcionarios para volverse empresarios prósperos con propiedades y vehículos que cuestan millones de pesos en un contexto de crisis o cuando al pueblo le va de regular a mal o apenas le alcanza para comer. Por caso, el Intendente de Belén, Daniel “Telchi” Ríos le compró un AUDI que cuesta poco más de 6 millones de pesos a su hijo. Es la segunda vez en el año que cambia el vehículo.

Si a la gente le fuera igual de bien que a los políticos, la provincia y los departamentos serían otros, pero, evidentemente no es la misma política económica para todos. Por qué no trasladar ese progreso continuo de nuestros representantes hacia abajo de tal forma que la mayoría pueda gozar no solo de lo elemental. Si no también de algunos lujos, como lo hacen los funcionarios y legisladores.

Mientras la gente no tiene agua potable porque sale intomable del grifo, ellos toman agua mineral. Mientras las familias llegan a duras penas a fin de mes, ellos cambian el auto casi como cambiarse medias. Mientras los vecinos sufren el calor, ellos ya tienen sus casas de veraneo con pileta en zonas turísticas. Mientras muchos catamarqueños se la pasan a guiso, ellos comen bien, incluido por supuesto el asado del domingo. Políticos ricos y pueblo pobre.

Como si fuera poco, los intendentes o políticos ubican a la parentela en el Estado o aprovechan la estructura provincial o municipal para hacer grandes negocios familiares. Dar nombres, desviaría la atención del caso principal presentado en esta oportunidad. Pero es muy común poner al servicio de los hijos del poder cargos, organizaciones, planes, subsidios, con el objeto de maximizar ingresos. La política es negocio, son florecientes empresas familiares.


Los lectores de El Aconquija que enviaron fotos del nuevo auto del hijo del intendente Ríos dando vueltas en la noche belicha. Se mostraron indignados porque la crisis nunca alcanza a los políticos de turno. La ostentación se suma al inexplicable crecimiento de los funcionarios. Tampoco pueden comprar algo que no cueste tantos millones o ser más reservados con la adquisición. Esa soberbia o impunidad o relajamiento suele costarle muchos votos al oficialismo.

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