La prueba de jugadores por parte de Atlético Tucumán en Andalgalá publicado por El Aconquija como una estafa a la ilusión mostró que la politización de estos eventos deportivos no puede sostenerse en el tiempo. La prueba se manejó mal luego de la selección de los menores dejando en off side al concejal Agustín “Tin Tin” Brizuela y a la municipalidad de Andalgalá que se desentendieron, a diferencia de cómo se manejó Belén. Ahora se tiran la pelotita y nadie es responsable.
Uno de los más importantes clubes de Belén también llevó adolescentes a Tucumán tras una prueba en la Cuna del Poncho pero después dirigentes locales corrieron con todo (viaje, alojamiento, comida) para ir y volver, más allá de sí los chicos pasaron o no la prueba allá. Está clara la diferencia, la única gestión del concejal Brizuela fue traer a la Perla del Oeste a los captadores de Atlético con todos los gastos pagos pero olivándose después de ayudar a los futuros deportivas jóvenes de Andalgalá. Al revés.
A los padres les pareció raro que nadie organizara una reunión en atención a que son menores de edad y que se les explicara cómo hacer tras la prueba en la Cancha de Ferro. Se organizó la prueba y desaparecieron dejando a los papás haciendo números y sin saber bien en qué consistía el siguiente paso. Lo que más les dolió es que se politizaran los sueños de los chicos pues fue la promoción del evento y luego desaparecieron, tanto el edil como la municipalidad.
Lo ideal hubiera sido que la comuna que conduce el intendente Eduardo Córdoba y el concejal radical “Tin Tin” Brizuela colaboraran con los padres, o al menos haber sido lo suficientemente claros para no ilusionar a los jóvenes ni tampoco poner en gastos extras a los papás. 10 mil pesos solo en pasajes para dos personas ida y vuelta, más comida. Un taxi cuesta $700 desde la Terminal a la cancha.
Dirigentes del Club Atlético Tucumán aseguran que fueron claros con el edil de Andalgalá y que fue el concejal y la municipalidad quienes no informaron bien a la comunidad. A su vez, el concejal Brizuela al ser consultado por los padres sobre los gastos contestó que él no tiene nada que ver, que solo era la prueba local. Los jóvenes quedaron destruidos porque esperaban otro trato, otra forma de manejar esos sueños. Se dieron con la dura realidad y muchas mentiras.