El tenor Nicolás Romero es otro “supervisor” designado por el Gobierno provincial. El cantante viene a engrosar la larga nómina de ñoquis mantenidos por el Estado. Lejos de terminar con esta práctica, como lo anunció para la tribuna, lo que hizo el gobernador Raúl Jalil es cambiar los nombres de los beneficiarios o renovarles, siempre y cuando quede claro que la exgobernadora Lucía Corpacci ya no es la benefactora sino él, Raúl.
“Dcto. CyT. Nº 438 – 05 -03 – 2021 – Cultura y Turismo – Desígnase en el cargo de Supervisor, Índice 1.00, en este Ministerio al Sr. Raúl Nicolás Romero, DNI. N° 32.681.671, a partir de la fecha del presente”, expresa por escrito el último Boletín Oficial del Gobierno de Catamarca. Así que el cantante se encuentra a disposición todo el año de la actual administración peronista.
Es toda una discusión la relación de los artistas con el Gobierno. No puede ser que los cantantes pro gobierno tengan espacio y los expedientes para ellos sea un trámite, o como en este caso tengan un Punto Índice asegurado un pago mensual mientras quienes no están tan cerca, son críticos o no les interesa la cuestión política no consigan actuaciones o sean dejados de lado a pesar de contar con una larga trayectoria y reconocimiento.
Es muy evidente la vinculación de afinidad de algunos artistas con el Gobierno, incluso algunos terminan siendo funcionarios y defendiendo la gestión como si fueran punteros políticos y no actores de la cultura. En este esquema donde todo aparece politizado se pierden otros criterios cometiéndose marcadas injusticias que no hacen más que dañar a la cultura catamarqueña. A partir de lo simbólico, también puede haber mucha plata (fondos públicos) en el medio. Recordemos lo publicado por El Aconquija respecto a lo sucedido con el Himno Nacional Argentino versión andina dirigido por el músico amigo del gobierno Juan Ignacio Molina.
Una cosa es la cultura y otra la política partidaria. Con este criterio son siempre los mismos lo que van o iban a eventos organizados por el Gobierno. Esto genera la falsa sensación en el artista de que se trata de los mejores. Artistas que pierden de vista lo artístico y están a un paso de cantar la marcha peronista. En realidad son lo que se vinculan económicamente con el oficialismo sin importar si hay público o no, si se hace bien o mal, si ese espacio se ganó artísticamente o se lo están regalando políticamente.
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