Las esferas peatonales constantemente son protagonistas de alguna discusión. Fueron instaladas en 2019 con la finalidad de desalentar el tránsito dentro del centro. Ese objetivo por sí mismo las volvía polémicas, luego a esto se sumaron otras prácticas que desvirtuaban su uso.
No pasó mucho tiempo hasta que los espacios determinados por las esferas peatonales fueron transformados en estacionamientos. Motos de servicios de cadetería, como de particulares, inundaron las cuadras de la ciudad. Esto obligó a aumentar el control municipal en las calles.
Hoy las esferas nuevamente son noticia, pero no por el tránsito de vehículos, sino por el tránsito de personas. Estamos en plena cuarentena parece absurdo hablar de tránsito de personas, pero no lo es. El centro de Tucumán por momentos parece estar viviendo días comunes sin el aislamiento obligatorio.
La apertura de los bancos y su sistema de turnos para la atención de clientes no es suficiente para organizar a la gente. Las esferas hoy se convirtieron en asientos para quienes hacen filas esperando ingresar a un lugar. Esto se ha convertido en una postal más de una situación que aun no encuentra una solución.
Las esferas peatonales pasaron de enemigas de los autos, a aliadas de los peatones. Sin embargo esto no deja de representar una situación peligrosa para quienes están en la calle. La exposición a un posible contagio sigue siendo alta los controles se endurecen pero la efectividad se reduce.