Las parejas de los presos del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) de Catamarca reclaman que se amplíe el horario de visita y se habiliten las “visitas higiénicas” o “íntimas”. Actualmente las visitas están permitidas 1 vez a la semana “por causa” durante 1 hora y media, sin contacto físico, medida tomada debido a la pandemia. El pedido puntual es que se permita una visita de 2 horas, de la cuales media hora sea para la “íntima”.
Antes de la pandemia, las visitas se programaban de la siguiente manera: 3 veces a la semana durante 4 horas, de las cuales disponían de 1 hora para la “íntima”, dependiendo de la “conducta” del interno. Con las nuevas medidas sanitarias luego del Decreto presidencial por riesgo de CV-19, la organización cambió y se prohibió todo tipo de contacto físico dentro del Servicio Penitenciario Provincial.
Cabe mencionar que las visitas en este momento solo implican ver al preso sin saludarlo, darle un abrazo o un beso por parte de los familiares que se movilizan hasta el Penal. Las madres, hermanas, parejas reclaman poder tener un gesto de cariño con los internos en atención de que en la comunidad las medidas se fueron “flexibilizando” porque Catamarca mantiene el Caso Cero de COVID-19.
Los internos reclaman trato igualitario con relación a otros reclusos adinerados o con contactos políticos que gozan de evidentes privilegios a la vista de los demás presos. Hace algunos meses hubo un motín para reclamar por la comida y porque no tenían agua caliente. La revuelta fue dura para los internos que después sufrieron brutales golpizas con castigos severos por haber puesto la administración del Director Daniel Romero en jaque.
Ni mate ni cariño
Por lo pronto las visitas en el Servicio Penitenciario de Catamarca se hacen con barbijo y sin mate en bombilla, sin abrazos, sin besos y sin relaciones íntimas pero las mujeres de los presos quieren que las autoridades revisen para flexibilizar también las medidas puertas adentro del Penal en atención a que el COE comando por el ministro de Seguridad, Hernán Martel y la ministra de Salud, Claudia Palladino, habilitaron casi todas las actividades.