CATAMARCA.- (Por Juan Carlos Andrada) Nadie sabe muy bien cómo hizo la fortuna el intendente Rafael Olveira. Otro caso de un político que llegó quebrado a la función pública, incluso con la firma afectada hasta para cobrar el sueldo de intendente, pero construyó un imperio. Gallos de riña y chanchos en la finca “San Ramón” con calefacción y cámaras de seguridad las 24 horas. Como sabemos, los empleados tienen prohibido usar el teléfono pero al parecer las nueras pueden.
Olveira está en el poder desde 2009, hace 11 años. Puede ir por la reelección pero también estudia poner a su hijo Adrián para continuar con la Dinastía Olveira y enterar las dos décadas. En este lapso de tiempo al frente de la comuna, Rafael siendo intendente pudo amasar una fortuna con un sueldo que hoy no supera los 45 mil pesos. De hecho no se aumenta el sueldo para no tener que aumentarles también a los empleados.
Muchas obras facturadas por el municipio nunca se hicieron pero el emprendimiento de lujo para los chanchos y gallos crecía por lo que las sospechas giran en torno a que los materiales vinculados a las mismas fueron a parar “en lo de Rafael”. Ser oficialismo permite tapar la corrupción con más corrupción. Las obras no ejecutadas por el municipio de Los Altos las terminaba haciendo otro organismo provincial gastando dos veces por el mismo proyecto (cuando se hacían).
La finca San Ramón de los Olveira está ubicada en la localidad de Bañado de Ovanta y tiene un total de 25 cámaras para los chanchos. Lámparas y equipamiento en un establecimiento envidiable, para tener una idea esta semana van a parir 500 chanchas aproximadamente. Todas con lámpara para calor, piso flotante de plástico anticorrosión, techos con doble aislante climatizado, el galpón climatizado a 29 grados. Por otro lado están los gallos de riña.
Olveira tuvo un centenar de denuncias por corrupción que no prosperan porque como sabemos la justicia de Catamarca está tan corrompida y sucia como la política, o los políticos que se enriquecieron en la función pública. Qué pueden investigar funcionarios judiciales que todo lo miden por el alto de la billetera. Qué esperanza puede haber en estos corruptos de zapatos nuevos que se creen Montesquieu pero son los 40 ladrones de Alí Babá (poder de turno).