Ya era mucho. Más de cien días sin COVID-19 hasta que el viernes pasado se confirmó el primer caso y en solo algunos días totalizan ya 39. Recién informaron que hay 12 nuevos casos más. ¿Qué pasó que ingresó el virus y por qué se mueve tan rápido el número de contagiados? Son las preguntas de los catamarqueños que se quedaron shokeados y no reaccionan. La Virgen tenía una enseñanza más para nosotros que por el susto aun no procesamos.
Tarde o temprano tenía que suceder. Sucedió más bien tarde, luego de 105 días libres del Coronavirus pero no aprendimos en ese lapso y eso nos juega en contra ahora porque bajamos la guardia. Estábamos convencidos pero al final descubrimos que no somos una isla. No fue fácil volver de la Fase 4 (relajados) a la Fase 1 (semi estricta) para empezar de nuevo. Era falsa la ilusión de que nunca iba a llegar el virus.
Como todos los casos sospechosos eran negativos nos relajamos. Doy tres ejemplos graciosos. Es como el bombero que va varias veces a un incendio pero es falsa alarma, cuando es real se da una vuelta en bicicleta para ver si es cierto primero. Dos, como un soldado que cansado de esperar en la trinchera se duerme y el enemigo le pisa la cabeza. Tres, yo tenía un par de amigos en la escuela que se fueron a un chamán para aprobar una materia y fueron a rendir sin papel ni lápiz.
Hace instantes el COE para la prevención de Coronavirus y Dengue actualizó la información oficial sobre la situación epidemiológica provincial. Hasta las 21 horas del miércoles 8 de julio, se detectaron 12 nuevos casos positivos de CV-19 en Catamarca. El total acumulado de casos positivos detectados asciende a 39. El primero se detectó el lunes, el camionero que la ministra de Salud, Claudia Palladino felicitó por haber ido directo al CIIC cuando no fue así. Un papelón.
Los catamarqueños pecamos de confiados. No pusimos en las manos de la Virgen y no la ayudamos. Nos faltó perseverar para mantener el Caso Cero. Nos relajamos porque todos los casos sospechosos daban negativo. El mensaje de María es que no hay que desfallecer en la Fe o la Fe se la sostiene con perseverancia, siempre atento al prójimo, al próximo. Porque todos necesitamos. Perseverar era mantener el estado de alerta y cuidado. Nos dormimos.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija