La llegada de la drogueria Suizo Argentina a Tucumán causó un revuelo inusitado. Lejos de ser una ventaja económica para la provincia, ya le costó 400 millones de pesos en exenciones impositivas. Una operación al menos sospechosa que no parece tener otro justificativo que no sea la buena relación que cultivó la empresa con el gobernador Juan Manzur y el actual ministro Ginés González García durante sus respectivas gestiones frente al ministerio del Salud durante el kirchnerismo.
El beneficio excesivamente generoso hizo que políticos, comerciantes y cámaras empresariales pusieran el grito en el cielo. Como contraprestaciones a la millonaria exencion, la empresa ofreció apenas 50 puestos de trabajo, muchos menos de los que generan hoy varias empresas tucumanas, que fueron afectadas gravemente por la pandemia y que que no recibieron ninguna compensación por parte del Gobierno de la provincia.
Como caso testigo de la falta de colaboración estatal para con las empresas locales está el de la fábrica textil Alpargatas, que cerró hace menos de dos años, dejó en la calle 500 trabajadores tucumanos mientras el Gobierno de la provincia hacía mutis por el foro y se retiraba de la penosa escena, sin ofrecer ayuda alguna.
“Mientras hay miles de PyMES y comerciantes tucumanos que pelean para no fundirse, el gobernador elije eximir de impuestos a una megaempresa porteña que viene a vendernos espejitos de colores”, señaló el legislador José Canelada a poco de que se conociera la decisión del estado de favorecer a la empresa radicada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Es evidente –ahondó el parlamentario- que el gobernador no puede olvidar a las grandes droguerías que lo acompañan casi desde el comienzo de su carrera política. El problema es que en el medio, están los tucumanos que vuelven a ver un Estado copado por los intereses individuales y los lobbies empresarios”.
La política de despidos de la Suizo
Los 50 puestos de trabajo que ofrece la Suizo Argentina no necesariamente son una buena noticia, las políticas laborales dej de la empresa dejan bastanten que que desear. El año pasado se supo que la droguería entraría al negocio de los perfumes, pero en lo que nadie reparó es que la Suizo Argentina ya se había aventurado a la venta de estos productos pero los resultados no fueron los esperados por la empresa y cuando eso ocurrió quienes pagaron los platos rotos de la apuesta fallida fueron los trabajadores.
La historia comenzó en abril del 2014. Comenzaba el fin de ciclo del kichnerismo los negocios ya no iban tan bien como en años anteriores. En esos días 8 trabajadores del sector perfumería de la droguería Suizo Argentina llegaron a trabajar a la sede de Pehuajó ye les avisaron que los habían despedido, los administrativos les explicaron que no podían reubicarlos en otro sector porque todas las vacantes estaban ocupadas y sin más explicaciones los echaron a la calle.
Pasaron 11 meses en época de las elecciones PASO, según publicó el diario El Intransigente, y el resto de los trabajadores de la sede se enteraron mientras cumplían sus tareas habituales, que esa sucursal se cerraría, no hubo preavisos, no hubo procedimiento preventivo de crisis, nada. Les dijeron que la empresa cerraba esa sede y personal de seguridad privada sin darles ninguna explicación y luego de arrojarlos a la calle, vació los depósitos y así terminó otro triste capítulo de maltrato laboral de la droguería Suizo Argentina.