Corría el año 2016 cuando Lucía Corpacci decidió bajarle el pulgar, de manera casi definitiva, al Estadio Bicentenario. Una monumental obra que podía albergar a más de 18 mil espectadores sentados quedaba abandonada a su suerte. Era el emblema de la gestión de Eduardo Brizuela del Moral, pero un emblema enclenque. Cuando dejaron de utilizarla la construcción tenía varios problemas. Derrumbes en la estructura, roturas importantes en las tribunas y otras deficiencias fueron suficientes para clausurar al estadio. Hasta su cierre había albergado apenas media docena de partidos de la Copa Argentina
El abandono del coloso catamarqueño, no fue un lecho de rosas. Por un lado una auditoría de la Universidad Nacional de Tucumán daba cuenta de graves deficientes en la estructura que se remontaban a su construcción. Por otra parte los seguidores de Brizuela y la empresa constructora, Capdevila, cargaron las culpas sobre la gestión de Lucía Corpacci. Según los argumentos de los opositores a la actual diputada catamarqueña, su administración no se encargó de los trabajos de mantenimiento correspondientes.
Para zanjar la discusión se formó una comisión bicameral. “Para que algo no funcione nada mejor que formar una comisión”, dice la frase de Napoleón Bonaparte, mal atribuida al expresidente Juan Domingo Perón. Obviamente este cónclave no aportó nada de claridad al tema. Como siempre la Justicia fue la que tuvo la última palabra y ayer selló un acuerdo por el cual la empresa se compromete a aportar 44 millones de pesos en concepto de indemnización. El problema es que esa cifra no alcanza ni a costear la mitad de lo que costarán los arreglos del Estadio catamarqueño.
“Se ha firmado un convenio con la empresa Capdevila, que se va a hacer cargo de un monto importante de recursos. Esto fue la semana pasada y ahora vamos a empezar a intervenir el estadio. Se trabajará en la demolición de algunos sectores del Estadio que están en ruinas y la inversión es de 113 millones de pesos para toda la obra”, señaló Eduardo Niederle, ministro de Infraestructura y Obras Civiles, sin darse cuenta que en su anuncio revelaba que el Estado se hará cargo de la mayor parte de los costos de la recuperación de la obra.
No obstante, el gobernador Raúl Jalil, se mostró conforme de recuperar el coloso de cemento que Corpacci dejó enclavado en la ciudad, como una cicatriz que recuerda la ineficiencia del trabajo conjunto entre privados y estatales. “Ayer iniciamos los trabajos para recuperar el Estadio Bicentenario. Será un camino extenso para poner en condiciones todas las instalaciones y espacios, y así lograr que el Estadio vuelva a albergar eventos a gran escala. Queremos recuperarlo para incentivar el deporte de nuestra provincia. Es un inversión para que Catamarca vuelva a posicionar su potencial deportivo”, festejó el mandatario.
Por su parte el senador Dalmacio Mera, también festejó la decisión sin dejar de aportar su toque de malicia. “Doble acierto: 1) arreglarlo y no tener millones enterrados como monumento a la inutilidad. 2) Si se inaugura el 25 de Agosto del año que viene se le puede dejar el nombre de Bicentenario… de la autonomía!”, tuiteó.