La confirmación se dio en una ceremonia que supo respetar todos las medidas de precaución y distanciamiento social entre los fieles, el pasado domingo 16 en la ciudad capital para los fieles que han podido presenciar la Santa Misa. Encabezada por el Obipso Diocesano, Mons. Luis Urbanc y el precedido párroco, Pbro. Armengol Acevedo.
Destacado como un momento religioso emotivo para el territorio catamarqueño, se llevó a cabo la lectura del decreto correspondiente, para luego continuar con la ceremonia, dónde el padre gozó de palabras de bienvenida y bendición a todos los presentes. Acto seguido Amaya proclamó la palabra de Dios tras la entrega del Evangelario, conmosionado por la situación, renovó sus promesas saserdotales y juró obediencia hacia el Obispo y a sus venideros.
En la prédica Mons. Urbanc pidió y alentó por el trabajo mutuo entre los fieles y P. Marcelo Amaya, para así trabajar en armonía. También -y no menos importante- encargó al nuevo párroco de la creación de un nuevo edificio para el colegio Juan Pablo II. Dicha situación alegró a muchos presentes de la ceremonia. Tambíen se le entregó la llave del Sagrario, espacio sagrado.
También los delegados de las comunidades aledañas fueron presentes para dar las ofrendas que el Obispo disponía, tales como arte sagrado, la patena y el cáliz; como también ha sido entregado al Padre Amaya, pan -indispensable- y vino. La ceremonia llenó de alegría a los presentes y esperanza sobre el nuevo camino del Padre Marcelo Amaya en la Parroquia.
En la palabra de Dios, la parroquia y los fieles se ilusionan, sabiendo que se encuentran con el futuro para mejorar la ciudad con la promesa de ampliación del Colegio Juan Pablo II, como consecuencia del crecimiento de la comunidad de la ciudad del territorio de Catamarca.