Nadie cambia en 24 horas, excepto el diputado Augusto Barros. Después de años de discurso combativo y sangriento, ahora aspira a jugar un papel “imparcial” como futuro Juez Electoral. En todas las versiones taquigráficas de Diputados hasta puede notarse un toque malicioso pero si el Gobierno le regala el cargo, Barros puede hacer de “justo” y “equitativo”. Como sea, Augusto debería renunciar ya como diputado peronista y presentarse a concurso cuando se convoque. ¿No se le ocurrirá al oficialismo que Barros renuncie el lunes como legislador y el martes presentarse a un concurso armado?
Todo puede ser, sobre todo si lo auspicia el coronavirus. Por ejemplo, el Colegio de Abogados se convirtió en una dependencia del Gobierno provincial, una suerte de sede peronista de donde salen funcionarios para cubrir cargos en el Ejecutivo provincial, previo discurso imperioso y arrogante sobre la objetividad y legalidad con el mero objeto de avalar todas las maniobras oficiales. Para los letrados, la institucionalidad está después del Partido y el cargo prestado, además, por algo se tomó la conducción del Colegio, la idea era que sirva a los intereses del Gobierno peronista, no de los colegiados. Rosales and Company.
Tanto reformar ya se perdieron. De qué sirve cambiar los jueces o agregar jueces si la justicia catamarqueña no funciona. No les interesa hacer eficiente la justicia. Cambian la gente o añaden militantes pero el problema de fondo subsiste: el “sistema”. El tema central no es “arriba”, sino para “abajo”. Prosperó meter dos jueces más por la ventana pero no le dan bola por ejemplo al proyecto de la diputada Verónica Mercado sobre implementar un sistema on line para que funcione la justicia, que, con la gran excusa de la pandemia, está parada. No hay justicia.
El Peronismo está teniendo un drama con el recambio, los mismos personajes de siempre dando vuelta por todos lados. La puja es por quién es más paladar negro o más obsecuente, de acuerdo a ese decoro o mérito es el premio. Para Jalil, los doctores Martel y Gómez, próximos integrantes de la Corte de Justicia son “buenas personas”. El Gobernador ni siquiera pudo abonar la elección apelando a una destacada carrera judicial o conocimiento del Derecho. Para la prensa local, ella era “la esposa de” el intendente Ferreyra. Hernán y Fabiana asumen en este mes de octubre y la única preocupación es buscarle una oficina. Futuros burócratas para garantizar la impunidad y el direccionamiento de causas que amenacen perjudicar al Gobierno o algún integrante de la banda.
Todas estas arbitrariedades tienen un costo político, institucional y sobre todo social. El oficialismo no sabe cómo va a llegar a las próximas elecciones. Jalil ni siquiera tiene los números en Diputados para sacar los proyectos pendientes por eso tuvo que negociar con los radicales, muchachos siempre dispuestos a comercializar algunas leyes porque -según les gusta decir en público pero en vano- tienen “vocación de poder”. El descontento en la calle por el nuevo contexto socio económico, las visitas seguidas de Jalil a la Legislatura y los viajes al interior para darle besitos a los intendentes confirman la preocupación y el temor de Raúl. Cualquiera podría insinuar que hasta tiene un dejo de remordimiento. Naaaa!!!
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija
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