Lo que pasó el jueves en Senadores confirma que estar en el Gobierno no necesariamente es tener el poder. Sorpresivamente o no tan sorpresivamente, cambiaron las autoridades en el bloque del Frente de Todos. Ganó la fórmula Barot-Brumec, en una reveladora avanzada corpaccista. La excusa para forzar la salida de Seco-Solá Jais fue la pandemia pero todos saben que en el fondo el tema es político y que tendrá otro carácter la relación con el Gobierno.
Que el mensaje llegue con un estampillado corpaccista hace que Raúl se ponga los lentes. Más allá del obligado discurso de unidad para la tribuna, en Catamarca el peronismo está dividido en kirchneristas, albertistas, jalilistas, barrionuevistas, corpaccistas. El punto es que estarían faltando banderas con la leyenda “Raúl conducción”. Jalil es el Gobernador pero Corpacci sigue siendo la presidenta del PJ catamarqueño con fuertes vínculos con el Gobierno nacional.
El aspecto político es el “Talón de Aquiles” (debilidad) del empresario al frente del Ejecutivo Provincial. Raúl lo sabe, los eventuales aliados y enemigos, también. Con las reformas, el Gobierno enojó a varios sectores de la sociedad porque se extralimitó, fue intempestivamente más allá del objetivo principal. Se aisló y perdió el contacto con la gente. Políticamente es al revés. Aislarse o cerrarse corta vínculos con los ciudadanos e interrumpe el flujo de información. En otros términos, la multitud es protección. Para protegerse no necesariamente hay que levantar murallas.
Ni lerdo ni perezoso, el corpaccismo vio la veta y metieron un cambio político en medio de la pandemia con la excusa del coronavirus. El Gobierno controló la opción Seco- Solá Jais y ambos se reportaban con el ministro Moreno. Raúl Barot y “Maxi” Brumec fueron una sorpresa para el jalilismo y el propio Gobernador sin perder tiempo se puso en contacto con las nuevas autoridades del bloque del Frente de Todos y lo tuvo a Moreno a los tumbos.
A veces la política se parece a un juego tan simple como el de la concentración y dispersión. Mientas una fuerza se dispersa, pierde potencia y efectividad. La concentración también tiene su secreto: se precisa tiempo para tener la suficiente fuerza y no malograr una acción. En síntesis, para conservar el poder o ganarlo, Jalil debe preocuparse por la dispersión y el corpaccismo concentrar fuerzas. El principio es implacable: La intensidad siempre triunfa sobre la dispersión.
Por Juan Carlos Andrada
Especial para El Aconquija.
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