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El País

La primera mujer en la UIA

Regallini opina sobre la situación industrial.

En un contexto donde los síntomas de la recesión económica se sienten cada vez más, si se toman los últimos informes del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos que tuvieron que ver con la caída de la industria, la fábrica de automóviles y la construcción, tanto en el sector público y en el privado.

«Es real, este nivel de tasas hace imposible el funcionamiento de la industria, lo nuevo es el fenómeno de la UIA haciendo críticas al modelo macrista», comentó Damián Regallini acerca de las declaraciones de la nueva integrante de la UIA, Carolina Castro, quien es la primera mujer de la Unión Industrial Argentina.

«Nosotros venimos sufriendo, no solo la tasa de interés sino los tarifazos, el derrumbe del consumo, se cierran 50 empresa por día y se van a seguir cerrando, si no se cambia la ecuación esto no va a cambiar», comentó sobre la situación económica actual, y la falta de cimientos firmes para que el país vuelva a crecer después de ocho años.

«La situación es seria, lo que seguimos en pie estamos en una situación de bajón, nuestra situación para invertir no es favorable, en Argentina no se vislumbran negocios con estas condiciones», siguió Regallini aludiendo a la recesión de la Argentina y las constantes pérdidas de valor adquisitivo de la moneda local.

«La UIA es una voz importante, los industriales con más poder, no la mayoría, que los más poderosos estén protestando por el modelo económico quiere decir que ésto no beneficia a nadie», continuó destacando la coyuntura en donde la industria tuvo una caída del 8,8 %, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

«Hay empresarios que vieron este deterioro productivo cuando ellos estaban bien, pero sabían que con el tiempo también ellos iban a estar mal. La UIA suele ser oficialista y no conflictiva, se ha vivido un industricidio y ellos permanecieron en un rol pasivo. Tenemos que revisar quién nos representa y cómo», aclaró.

«Yo tengo una empresa de fabricación de medias, tiene 10 años de edad, llegué a tener 23 empleados, hoy tengo 9, para subsistir me achiqué, para líneas de producción, nos acomodamos como pudimos, trabajamos con poca rentabilidad, sin crédito, usamos el stock para financiarnos», enfatizó.