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Nuevos pobres, desempleados y negocios cerrados: las otras víctimas del Coronavirus

Naciones Unidas prevé 45 millones más de pobres en América Latina por la pandemia.

Además de la gran cantidad de fallecidos en el mundo por el COVID-19, la pandemia ha dejado otras víctimas en Latinoamérica: millones de nuevos pobres y desempleados, negocios cerrados y más precariedad laboral. El coronavirus hizo que se perdieran 400 millones de empleos en todo el mundo. Además, la ONU prevé 45 millones más de pobres en toda la región. ¿Cómo sobrevivir en un contexto de crisis sanitaria y económica?

Las economías regionales están en “cuidados intensivos”: el parate del consumo cotidiano, sumado a la caída del poder adquisitivo, el cierre de fronteras y por ende la caída del turismo mundial, están fomentando que millones de latinoamericanos terminen desempleados o en trabajos precarizados, poniéndose en riesgo en plena pandemia.

Si bien ha sido destacable la acción rápida que tuvieron los gobiernos al contener la llegada temprana del coronavirus, la realidad es que muchas medidas han sido insostenibles. Esto se da, por un lado, porque todos los países ya acarreaban desde antes una gran crisis económica, caída del PBI, recesión e inflación en algunos casos como Argentina. Esto demuestra como esto afectó de manera profunda e inmediata a la dinámica laboral.

A diferencia de Europa o del Sudeste Asiático (éste último considerado “caso de éxito” a nivel mundial), tanto los contagios como las cuarentenas operan en un contexto vulnerable. Al choque negativo que ya venía teniendo la economía desde antes, se le suma los efectos de un brote epidemiológico mundial. Y en una región con altas tasas de pobreza e informalidad laboral, la mayoría de habitantes ha quedado desprotegido y sin seguridad social.

Diversos economistas latinoamericanos ya vaticinan una “década perdida” para toda Latinoamérica, por lo cual, muchos gobiernos deberán apostar a un mayor gasto público para poder afrontar este nuevo contexto: mayor presupuesto en salud, apoyo a familias carenciadas, a ciertos rubros vulnerables como turismo y a pequeñas empresas para poder, posteriormente, reactivar la economía. Sin embargo, hasta que esto suceda, el gran debate es: ¿cómo se puede sobrellevar la vida cotidiana mientras se convive con el virus? ¿Cuáles son las mejores medidas para minimizar el contagio y a su vez no impactar en el empleo? Será necesario escuchar a todas las voces que piden a gritos ayuda para poder sobrevivir.